El embajador español en Francia, Fernando Carderera Soler, ha sudado tinta en la TV francesa, en una entrevista difundida por Franceinfo, para justificar sus críticas al alcalde de Perpinyà, Jean-Marc Pujol, después de que éste se puso un lazo amarillo en una entrevista con el president de la Generalitat, Quim Torra. Lo que tenía que ser una aclaración en el sentido de que no existe ningún conflicto diplomático entre España y Francia, ha acabado exponiendo a plena luz los temores que sobrevuelan en el Estado español por si en Europa se consolida la convicción de que no es una democracia. Es el mensaje que ha combatido obsesivamente el embajador, con un punto de surrealismo.

"Todo el mundo sabe que España es un país plenamente democrático, respetuoso con los Derechos del Hombre, con plena división de poderes, con independencia del poder judicial y de los jueces", ha insistido al periodista. "España es una democracia", ha reiterado en varias ocasiones. Han quedado muy evidentes las dificultades que tiene el Estado español para explicar en el extranjero que tiene presos políticos y exiliados.

El periodista ha hecho sudar tinta al embajador, cuando ha preguntado por qué el Estado español quiere intervenir en lo que sucede en Francia, cuando critica a un alcalde. "El Estado español no interviene en lo que pasa en territorio francés", se ha defendido Carderera. "Pero usted ha enviado una carta de protesta al alcalde de Perpinyà", ha repreguntado el periodista. "Naturalmente, imagínese que un alcalde español, pongamos por ejemplo al alcalde de Huesca, la bonita villa donde nació mi padre, recibe a una autoridad francesa, se pone un símbolo y dice que deplora la existencia de presos políticos en Francia. ¿Eso se vería como un hecho normal por parte del embajador de Francia?", ha llegado a preguntar. El periodista ha insistido en que el alcalde de Perpinyà le ha replicado, y entonces el embajador ha lanzado la toalla: "Yo hago mi trabajo como embajador, y él hace la suya como alcalde de Perpinyà".

"He escrito una carta al alcalde de Perpinyà porque ha llevado un símbolo que divide. El lazo amarillo transmite el falso mensaje y la manipulación que pretende hacer creer a la opinión pública europea que España no es una democracia. Tengo que remarcar también que la relación entre España y Francia es excelente. No existe ningún incidente diplomático entre los dos países y la relación es excelente. Francia siempre se ha pronunciado por el respeto a la Constitución española. Deploro sin embargo que el alcalde de Perpinyà, el señor Pujol, en tanto que electo de la República, lleve un símbolo que divide, que no representa a la mayoría de catalanes y que pone en cuestión el carácter democrático de mi país", ha indicado.

Al final ha quedado evidente que algo de conflicto diplomático existe, y que la dificultad de explicarse del Estado español ha crecido exponencialmente. Y todo ello, cuando todavía no ha sido juzgado el caso ni dictada la sentencia.