Como el resto de las extremas derechas del continente, e incluso de Estados Unidos, se ha construido una leyenda sobre el origen del éxito de Vox. Dice que sus votantes son viejos obreros o trabajadores no cualificados, de zonas rurales, que dejan atrás opciones comunistas o de izquierdas. Con los datos que tenemos a nuestro alcance, sin embargo, este no deja de ser un mito falso. El fenómeno es minoritario. En su letra pequeña, el último macrobarómetro del CIS dibuja un perfil totalmente diferente: personas jóvenes, con unos mínimos estudios, que viven en núcleos urbanos importantes, y muy escoradas a la derecha.

Una primera variable interesante es el recuerdo de voto en las anteriores elecciones generales, es decir, de qué partidos vienen los que este domingo dicen que votarán por Vox. Las principales fugas de voto las sufren los dos partidos tradicionales de la derecha. En primer lugar, el Partido Popular, que pierde el 11,2% de los votantes del 2016. Por detrás van Coalición Canaria, con el 7,8% de sus antiguos electores, y Ciudadanos, con el 6,1%. Por el contrario, sólo el 0,8% de los votantes socialistas y el 0,9% de Unidos Podemos pierden papeletas en favor de la extrema derecha.

 

Eso todavía se ve todavía más pronunciado cuando se tiene en cuenta la autoubicación ideológica de los votantes, en una escala progresiva del 1 al 10, donde el 1 es izquierda y el 10 extrema derecha. Casi la mitad de sus votantes se sitúa entre el 8 y el 10, que podríamos considerar extrema derecha, con el 49,6%. Incluyendo el centroderecha, sube hasta el 82%. Por el contrario, entre el 1 y el 4 sólo se sitúan el 2,3%.

Con el discurso que está haciendo Vox en materia de violencia machista, los datos segregados con respecto al género también son bastante reveladores. Casi siete de cada diez votantes (el 69,3%) son hombres. El 30,7% restante son mujeres. Con respecto a las edades, Vox tiene una intención de voto del 5% en los votantes de entre 35 y 44 años, del 4,6% entre los votantes de 45-54 años y del 4,5% en la franja de 25-34 años. Por el contrario, cuanto más jóvenes o más viejos, el porcentaje disminuye.

 

Con respecto al nivel de estudios, la mayoría de los votantes de la formación de Santiago Abascal tienen algún nivel de calificación. El 27,5% ha acabado los estudios de secundaria, el 16% los de bachillerato, el 19% ha hecho una formación profesional y el 23,4% tiene estudios superiores. Por el contrario, sólo el 2% no tiene estudios y el 11,1% tiene sólo la primaria. De hecho, la opción preferida para los que no tienen estudios es, con bastante diferencia, el PSOE, con casi un tercio de estas electores.

Finalmente, con respecto a la correlación campo-ciudad, sólo el 6,7% de sus votantes provienen de municipios de menos de 2.000 habitantes. Por el contrario, el 52% proviene de ciudades con más de 50.000 habitantes. De hecho, donde tiene más intención de voto es en los municipios entre 400.000 y un millón de habitantes.