Las peores derrotas son las que se infringe uno mismo. En la práctica del tenis los errores no forzados son aquellos errores que, sin mediar nuestro rival, provocamos nosotros mismos. Por ejemplo, cuando tenemos una bola fácil para ganar el punto y fallamos el golpe mandando a la red o fuera de la pista la pelota. Lo bonito del tenis son los errores forzados por golpes ganadores que rompen la técnica del rival. Algo parecido ocurre cuando observamos la buena política. Lo peor es caer en un racha de errores no forzados e ir perdiendo puntos uno tras otro.

La ofensiva mediático-política para forzar la tramitación y posterior aprobación de los presupuestos generales del Estado se propone provocar el error no forzado del independentismo. Se trata de doblegarlo con todo tipo de golpes hasta que se cumpla el vaticinio y se le rinda el brazo y mande la pelota fuera de la cancha. Pero el mayor error que ya están cometiendo los independentistas es dejar que el PSOE y sus aliados hayan infeudado la agenda catalana con los malditos presupuestos del Estado. La agenda del independentismo no puede reducirse a la mera reproducción de ese pujolismo, en otros tiempos tan denostado pero que, al fin y al cabo, resultó ser de una ingenuidad supina. A Pujol le valió el título de “Español del Año” en 1984 para que se uniese a Fraga. A Catalunya eso mismo la condujo a la ruina.

EL PSOE es el partido que con mayor frecuencia ha conseguido llevar al huerto a los nacionalistas catalanes

EL PSOE es el partido que con mayor frecuencia ha conseguido llevar al huerto a los nacionalistas catalanes con promesas de amor que jamás cumplió. El embrollo del Estatuto del 2006 fue provocado por ese frívolo José Luis Rodríguez Zapatero que no tuvo el arrojo de defenderlo ante el asedio fascistoide promovido por el PP y una buena parte de los barones territoriales socialistas, califas de esos reinos de taifas que son las comunidades autónomas y que tantos beneficios les proporcionan. La izquierda española achaca a los independentistas el crecimiento de Vox cuando lo cierto es que la extrema derecha no dejó de estar presente en las política española desde la muerte del dictador. Vivía incubada en el PP.

Que los independentistas contribuyeran al desalojo de Mariano Rajoy y el PP del gobierno fue un golpe ganador después del intento de destrucción del autogobierno catalán con la aplicación del 155 y, en especial, de la victoria independentista en las elecciones del 21-D. Un buen jugador no da respiro a su rival si tiene la oportunidad de mandarlo al fondo de la pista haciéndolo correr de un lado para otro y forzar esos errores propios del cansancio. Ahora el rival del independentismo es el PSOE —sí, lo han leído bien— y su intento de españolizar Catalunya. Los socialistas insisten en que lo importante son los presupuestos de España y no la reivindicación de la democracia, que es lo que hoy está realmente en juego en Catalunya por la arbitrariedad judicial, el abuso de poder y el menosprecio de la voluntad popular por parte del gobierno español. ¿Qué diferencia existe entre las decisiones tomadas por Mariano Rajoy y las que supuestamente ha tomado Pedro Sánchez en relación con el conflicto catalán? Ninguna. El griterío, en todo caso. Ahora no es el gobierno quien lo alimenta, pero el PSOE no ha modificado ni una coma para paliar el estado de sitio que impuso el PP en Catalunya.

Pedro Sánchez se dio cuenta enseguida de que algunos dirigentes catalanes estaban predispuestos a abandonar el camino recorrido

El PSOE persigue la domesticación de los partidos independentistas. Pedro Sánchez se dio cuenta enseguida de que algunos dirigentes catalanes estaban predispuestos a abandonar el camino recorrido. El narcótico es Vox y sus efectos sobre ERC y el sector pascalista del PDeCAT, que es el que sigue teniendo en sus manos la dirección del partido. Puede que el veneno consiga que republicanos y nacionalistas se olviden de lo ocurrido en el último decenio y, en especial, durante este último año para reproducir el viejo juego del trueque político basado en los favores, las promesas incumplidas y las complicidades que han carcomido el régimen del 78. Ese régimen que sigue estando condicionado por los hombres de la dictadura hasta el punto de que está perdiendo la partida en Catalunya. Otro error no forzado del independentismo los llevaría al desastre.

Olvidémonos de los presupuestos hasta que el PSOE no dé pruebas reales de que respetará la democracia. Además, ayer mismo Pedro Sánchez ya pidió desde Burgos —a veces algunas coincidencias, aunque involuntarias, son como metáforas— que el PP y Cs que lo ayudaran a aprobar las cuentas. Si la derecha fuera tan patriota como dice ser, no dudaría en hacerlo en justa reciprocidad por el apoyo inestimable que el PSOE dio al PP para que aplicara el 155 en Catalunya sin ningún remordimiento.