Rafa Márquez, exjugador del Barça y actualmente disputando su quinto Mundial de fútbol, sigue haciendo historia a los 39 años. Quinta cita mundialista del central mexicano, igualando el récord de Lothar Matthäus y Antonio 'La Toda' Carbajal. Y con 17 minutos jugados en el primer partido de México en el Mundial de Rusia 2018, fue parte implicada de una de las grandes sorpresas de la victoria contra Alemania, la vigente campeona del mundo.

Pero más allá del fútbol, Rafa Márquez vive una vida paralela con problemas y con vetos de todo aquello que sea de los Estados Unidos. En agosto del 2017 lo sancionaron junto con 21 mexicanos más y 42 empresas por su relación con las actividades encabezadas por el narcotraficante Raúl Flores Hernández.

Problemas con las marcas estadounidenses

Entre los problemas más evidentes que tiene el futbolista mexicano es la relación con las marcas. Desde que se hizo pública su acusación por tener una presunta relación con el narcotráfico, su imagen ha decaído. Y ahora las marcas ya no quieren que se las relacione con él.

Una de las muestras más evidentes es durante este Mundial de Rusia. Márquez, concentrado con la selección de México, vive el día a día habitual con el resto de los futbolistas, pero siempre jugando de manera diferente. Uno de los mejores ejemplos es el veto de la marca Coca-Cola.

La bebida refrescante estadounidense es una de las patrocinadoras de la selección mexicana, y en la camiseta de entrenamiento misma tienen la publicidad de la marca. Pero en ella también hay otras. Y curiosamente todos entrenan con la camiseta habitual menos uno: Rafa Márquez.

El central mexicano tiene una camiseta sin publicidad, porque ninguna marca quiere vincularse con un deportista relacionado con el narcotráfico desde el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Rafa Márquez selección México Mundial Rusia 2018 Efe

EFE

El caso de su presunta relación con el narcotráfico como testaferro y parte de la organización del narcotraficante Flores sigue en los tribunales. Márquez aseguró desde el primer momento que no tenía ninguna relación. Y ahora el trabajo es para sus abogados.

Entrenando con una camiseta sin patrocinadores, o quizás vistiendo un peto de Adidas (que es alemana y no estadounidenses) para tapar la publicidad. Según explica The New York Times, también bebe al margen, con botellas que no son de Powerade. El futbolista mexicano tiene vetada cualquier relación con marcas estadounidenses.

Y para más inri, aunque durante el Mundial haga un grandísimo partido y se merezca el premio de Man of the match, seguramente tampoco lo ganará porque el patrocinador del premio es Budweiser, una cerveza patentada en los Estados Unidos.