El presidente estadounidense, Donald Trump, dio este martes un discurso disciplinado y optimista lleno de mensajes destinados a complacer tanto a su base incondicional como al aparato del partido republicano. Trump aprovechó su primer discurso del Estado de la Nación ante el Congreso para empezar abogando por la unidad del país porque "EE.UU. es un estado fuerte si lo es su pueblo" y pidió al Congreso dejar de lado sus diferencias y trabajar juntos "para cumplir con las personas que nos eligieron para que les sirviéramos". También apeló al sueño americano y aseguró que no ha habido mejor momento para empezar a vivir en América. 

Trump también se regodeó en la baja tasa de paro durante su primer año de mandato, presumió de la buena marcha de la economía y usó su reforma fiscal para ilustrar que el país está viviendo un "nuevo momento estadounidense"

Pese a este alentador mensaje inicial, Trump no pudo evitar ser el mismo y siguió defendiendo sus posturas más conservadores, para acabar, por enésima vez, siendo el presidente de la división, ante una bancada demócrata que lo escuchaba atónita. Entre otros temas polémicos, el presidente aseguró que no tiene intenciones de cerrar la prisión de Guantánamo y que tampoco sera complaciente con las "amenazas de Corea del Norte". Además presumió de las sanciones a países como Cuba o Venezuela , y afirmo que otro países, como Rusia y China desafían los valores tradicionales de los Estados Unidos.

En términos de defensa, Trump llamó a modernizar el arsenal nuclear americano y aseguró que intentará revertir los efectos del acuerdo nuclear con Irán. También recordó que aun queda un largo camino para vencer al Daesh. 

Uno de los temas más esperados era el de la inmigración, que Trump no rehusó. Pidió al Congreso un sistema migratorio seguro y moderno, además de insistir en la construcción del muro con México ya que la frontera abierta "ha permitido la entrada de criminales y terroristas" dentro de los EE.UU. e insistió en la contratación de más agentes de fronteras, a los que calificó de "héroes". Para la construcción del muro el presidente pidió 25.000 millones de dólares, a cambio, prometió dar la ciudadanía a más de 1,8 millones de indocumentados que llegaron al país de niños. 

Al final de su discurso, el tercero más largo de la historia, Trump, contrariamente a sus intenciones, volvió a dar la impresión de ser el presidente que divide a los americanos, además de tener el índice de popularidad más bajo de la historia de los EE.UU.