Una factura de salida de entre 40.000 y 60.000 millones de euros, la garantía de que no habrá ninguna frontera en Irlanda del Norte y la protección de los derechos de los europeos que viven en el Reino Unido, bajo supervisión, por 8 años, del Tribunal Europeo de Justicia. Estos son los tres bloques principales del acuerdo alcanzado este viernes entre la Comisión Europea y el Reino Unido sobre las condiciones del Brexit.

Con el pacto, anunciado a primera hora de la mañana de este viernes por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y la primera ministra británica, Theresa May, se alcanzan "progresos suficientes" para abrir la segunda fase de las negociaciones. El acuerdo lo tendrán que ratificar ahora los líderes del Consejo Europeo en la cumbre que celebran dentro de una semana en Bruselas. "Es una negociación difícil, pero hemos llegado al primer hito. Estoy satisfecho de que se haya alcanzado un acuerdo justo con el Reino Unido", ha dicho Juncker. Por su parte, May ha destacado que con el pacto ahora se podrán empezar las negociaciones para la relación "futura" entre Londres y Bruselas, particularmente con respecto a la consecución de un acuerdo comercial.

"Confío, estoy convencido, que los líderes compartirán nuestro acuerdo y nos permitirán abrir la nueva fase de las negociaciones", ha dicho Juncker en una comparecencia de prensa conjunta con May. "He dicho consistentemente que queremos un acuerdo y una asociación profunda con la UE", ha añadido la primera ministra, que ha remarcado que con los pactos se podrá ofrecer "claridad y certeza" a las empresas y a todos los ciudadanos una vez se formalice el Brexit.

"El Reino Unido garantizará los derechos de los 3 millones de ciudadanos de la Unión Europea" que viven, ha remarcado May, que ha destacado que podrán seguir "con sus vidas como antes". La primera ministra británica también ha remarcado que Londres "cumple los compromisos" y que por eso, después de unas duras negociaciones, se ha llegado a un pacto sobre la factura del divorcio que, según ella, es "justo para los contribuyentes británicos". Se calcula que el pago será de entre 40.000 y 60.000 millones de euros. El Reino Unido tiene que cubrir sus compromisos presupuestarios con la UE.

Por lo que respecta a Irlanda, Londres y Bruselas se han comprometido a garantizar que no habrá ninguna frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte y que se protegerán los Acuerdos del Viernes Santo.