Ni la derecha, ni la izquierda. Ni Trocadero, como Nicolas Sarkozy, ni la Bastilla, como François Hollande. El lugar escogido por Emmanuel Macron para celebrar su victoria ha sido la explanada del Museo del Louvre. Exactamente a medio camino entre los dos lugares, en el centro, como a él le gusta. Allí se han reunido miles de sus seguidores, armados con banderas francesas y también, en menor medida, europeas. 

Uno de este seguidores macronistas que se ha acercado a la famosa pirámide de cristal para seguir la noche electoral es el joven Antoine, de 20 años, que votaba por primera vez en unas presidenciales. Este estudiante de ingeniería informática es militante de ¡En Marcha!, el también joven movimiento político de Macron. "Es una victoria del progresismo y la apertura contra el aislacionismo y el nacionalismo de la señora Le Pen y el señor Trump", asegura Antoine. "Esta, también, es una victoria de Europa, a la que envía un buen mensaje". 

Efectivamente, la victoria del candidato centrista y europeísta sobre la candidata ultranacionalista y euroescéptica Marine Le Pen envía un mensaje a la Unión Europea: que ha podido salvar, después de la holandesa, una nueva pelota de partido. Pero el partido todavía no está ganado para Bruselas. El triunfo ha sido contundente (63% contra 37%), pero no tanto como el que consiguió Jacques Chirac contra Jean-Marie Le Pen (82% contra 18%). Marine Le Pen, que ha admitido la derrota sin dilaciones, no se rinde. Ahora tiene la vista puesta en las elecciones legislativas de junio. 

No hace ni tres años que fue nombrado ministro de Economía por François Hollande. Sus contrincantes le reprochaban que no había sido escogido en unas urnas. Ahora lo ha sido. Una mezcla de suerte y habilidad política han convertido al banquero-filósofo Emmanuel Macron, a sus 39 años, en el presidente de la República francesa más joven desde Napoleón Bonaparte. Ahora desde el Elíseo tendrá que afrontar múltiples desafíos, como el de unir un país fracturado, donde hasta el 35% de los ciudadanos han confiado su voto a un partido de extrema derecha. 

"Nuestra civilización en juego"

En una primera declaración desde la sede de ¡En marcha!, ha querido dirigirse justamente a los franceses que no le han votado, asegurando que entiende su "cólera", su desconfianza, y prometiendo que defenderá a los más débiles. Y ha añadido en relación a la Unión Europea: "Defenderé Europa: es nuestra civilización lo que está en juego, nuestra manera de ser libres, nuestros valores. Me esforzaré por rehacer los vínculos de Europa con sus ciudadanos". 

Más tarde, el presidente electo se ha desplazado a la explanada del Museo del Louvre, para reencontrarse con los miles de seguidores que le esperaban. La frase que más ha repetido: "Nuestra tarea es inmensa". Macron se ha comprometido a luchar para ser el presidente de todos, también el de los votantes del Frente Nacional. "No les silbéis: expresan una cólera", ha dicho a su público. "Durante los cinco años que empiezan, lo haré todo para que ya no tengan ninguna opción para votar los extremos". 

En su parlamento, consciente de que las cámaras de todo el mundo enfocaban hacia París, el líder centrista ha insistido en su mensaje de apertura. "Es Europa, es el mundo que nos miran", ha dicho Macron, que ha añadido: "Europa y el mundo esperan que defendamos en todas partes el espíritu de la Ilustración, amenazado en tantos sitios, que defendamos las libertades y a los oprimidos, que llevemos una nueva esperanza y un nuevo humanismo". 

Si las elecciones eran vistas como un plebiscito entre la integración europea o el repliegue nacional, este ya se ha ganado. Ahora, sin embargo, el nuevo presidente francés tendrá que tratar de construir una mayoría parlamentaria para gobernar tranquilamente con un movimiento político que nació hace tan solo un año, que no tiene todavía las estructuras de los grandes partidos franceses y que deja muchas lagunas programáticas por llenar. 

"Tenemos que construir una mayoría de cambio, a la que el país aspira y que merece", ha recordado el mismo Macron en su discurso en la explanada del Louvre. "Esta mayoría de cambio es la que espero de vosotros en seis semanas. Todavía os necesito", ha dicho a sus seguidores. 

La batalla de las legislativas

Con mucho fair play, la derrotada Marine Le Pen ha admitido la derrota tan solo un cuarto de hora después del cierre de los últimos colegios electorales, y ha llamado a Macron para felicitarle y desearle suerte. Pero la líder del Frente Nacional está lejos de rendirse. "Por este resultado histórico y masivo, los franceses han hecho de la alianza de los patriotas la primera fuerza de la oposición", se ha felicitado Le Pen, que ha anunciado la renovación de la formación ultranacionalista. 

Con la vista puesta en las elecciones legislativas, Marine Le Pen ha dicho que el FN se transformará en una nueva formación. "El Frente Nacional, que se ha comprometido en una estrategia de alianza, también tiene que renovarse profundamente, para ser dignos de esta oportunidad y de las expectativas de los franceses", ha declarado la líder ultraderechista. Y ha añadido: "Propondré llevar a cabo una transformación profunda de nuestro movimiento para formar una nueva fuerza política que muchos franceses están pidiendo". 

La próxima batalla a la que se enfrenta el nuevo presidente de la República será, efectivamente, la de las elecciones legislativas, que tendrán lugar el 11 y el 18 de junio de este año. Macron no solo tendrá que intentar conseguir una mayoría parlamentaria contra el Frente Nacional de Marine Le Pen, sino también contra la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, quien ha roto durante esta campaña el tradicional frente republicano contra la extrema derecha.