Montserrat Dameson

Opinión

El catalán en el Congreso

Montserrat Dameson
Opinión

Una pausa para repolitizarnos

Montserrat Dameson
Opinión

Carles Puigdemont y la pompa convergente

Montserrat Dameson
Opinión

Quiénes son los jóvenes ultracatólicos

Montserrat Dameson
Opinión

El debate y la marranada

Montserrat Dameson
Opinión

Las alpargatas españolas de Míriam Nogueras

Montserrat Dameson
Opinión

El españolista cínico

Montserrat Dameson
Opinión

Hace tiempo que no sé nada de ti

Montserrat Dameson
Opinión

El nervio que toca Sílvia Orriols

Montserrat Dameson
Opinión

La rueda contrafeminista

Montserrat Dameson
Opinión

Cuentos chinos

Montserrat Dameson
Opinión

Un día serás viejo

Montserrat Dameson
Opinión

Todo lo que hace buena a Ada Colau

Montserrat Dameson
Opinión

Catálogo de candidatos por Barcelona

Montserrat Dameson
Opinión

La muerte de la poligamia

Montserrat Dameson
Opinión

Barack Obama y el escaparate catalán

Montserrat Dameson
Opinión

La conversación quebrada del país

Montserrat Dameson
Opinión

Escribir

Montserrat Dameson
Opinión

Astrid Barrio nos hará el referéndum

Montserrat Dameson
Opinión

Un retorno humillante

Montserrat Dameson
Opinión

Amén: como el papa Francisco

Montserrat Dameson
Opinión

Laura Borràs, víctima de sí misma

Montserrat Dameson
Opinión

Los caramelitos de Rosalia

Montserrat Dameson
Opinión

Queta

Montserrat Dameson
Opinión

Follar con la regla

Montserrat Dameson
Opinión

La lengua a la intemperie

Montserrat Dameson
Opinión

Exprimir a Pujol

Montserrat Dameson
Opinión

Negreros, esclavistas, catalanes

Montserrat Dameson
Opinión

Técnica del engaño de Estado

Montserrat Dameson
Opinión

Presentar a Pujol

Montserrat Dameson
Opinión

Junts, el silencio y el simulacro

Montserrat Dameson
Opinión

Vivir de los principios de los demás

Montserrat Dameson