Tal día como hoy del año 1717, hace 302 años, el rey Felipe V de España —el primer Borbón hispánico— firmaba la orden de creación de la Real Academia de Caballeros Guardias Marinas, que implicaba la unificación y la uniformización —bajo el pabellón de Castilla— de todas las marinas de guerra de los estados borbónicos hispánicos. La marina de guerra catalana fue totalmente desguazada: los oficiales supervivientes de la Guerra de Sucesión (1705-1715) o bien se habían exiliado y servían bajo el pabellón de una potencia de la extinta coalición internacional austriacista (Inglaterra, Países Bajos, Austria), o bien habían sido encarcelados y cumplían largas condenas en las mazmorras del régimen borbónico español. Después de la creación de aquella academia, nunca más un barco de guerra de la corona hispánica izaría la bandera de Catalunya en el mástil de popa.

La marina de guerra catalana tenía una larga historia que se remontaba al siglo XII: las primeras referencias documentadas aparecen en las campañas —y dominación efímera— sobre los territorios, entonces islámicos, de Tortosa (1095), de Mallorca (1114), de Almería (1147), de proyección sobre los territorios del Llenguadoc y de la Provença (1116) y de Sicilia (1127). Posteriormente, durante los siglos centrales de la Edad Media (siglos XIII, XIV y XV), los grupos catalanes serían la marina de guerra más poderosa del Mediterráneo occidental. Incluso, muchas naves que, durante los siglos XV y XVI (las décadas iniciales de la monarquía hispánica), hicieron la ruta atlántica entre la península y América, habían sido botadas en los astilleros de Barcelona, estaban tripuladas por catalanes y la bandera catalana ondeaba en el mástil de popa.

Felipe V prohibió los símbolos catalanes en la nueva marina de guerra borbónica. Aunque el corpus léxico castellano de la marina española contiene casi un 40% de los términos de origen catalán, la lengua catalana, el corpus de conocimiento naval catalán (construcción, pilotaje) y la tradición familiar de las estirpes de marinos catalanes y mallorquines fueron totalmente proscritos.