Una de las cosas que habrá que cuidar con más mimo cuando se constituya el nuevo Govern tiene que ser la escuela catalana y sus docentes. Un colectivo de magníficos profesionales que cuidan de la educación de nuestros hijos y que han sido sometidos a un auténtico test de estrés por parte del Gobierno español en los últimos meses. Primero fue por el referéndum del 1 de octubre en los colegios y después por los intentos de desestabilización de los docentes con acusaciones falsas de adoctrinamiento que han desembocado incluso en situaciones tan increíbles como el paso de varios de ellos por los juzgados.

Deconstruir la escuela catalana y dirigir un torpedo a la línea de flotación a la lengua catalana están en el origen del nacimiento de Ciudadanos en 2005 y de aquellos tres diputados que logró en las autonómicas de 2006 y que no han dejado de crecer desde aquel año. En este aspecto hay que reconocer que el partido de Albert Rivera se ha apoderado con fuerza de una idea que no se correspondía con la realidad pero que la ha hecho creíble fuera y dentro de Catalunya: la marginación del castellano en Catalunya. Ironías del destino: Catalunya debe de ser el único rincón del planeta donde la lengua que hablan todos sus ciudadanos sin excepción hay quien reivindica que está marginada. Pero, en fin, sería muy largo explicar como antes de que las fakes news se llamaran así ya se había instalado un falso mantra. Y lo que es peor, Cs atrajo rápidamente al PP a este discurso y, más tarde, también al PSC, que se desplazó de su historia y del legado de Marta Mata, la pedagoga de referencia de los socialistas catalanes y cofundadora de Rosa Sensat en 1965.

La aplicación del 155 durante estos meses ha tratado de hacer el resto y de paso desestabilizar la escuela catalana. Cuando se habla de la necesidad de tener con urgencia o no Govern en Catalunya, a veces, uno acaba perdiéndose en grandes disquisiciones y olvidando que lo importante acaba siendo pensar en la gente. Ahora que la mayoría parlamentaria lograda el pasado 21 de diciembre es la misma que aquella que Rajoy trató de destruir con la suspensión del Govern y la liquidación de la autonomía catalana, es necesario que las fuerzas políticas independentistas blinden el trabajo de los maestros. Seguro que los comuns estarán en el mismo lado de la historia en esta cuestión, que no es menor y es central en la identidad de Catalunya.

Estos días estamos viendo citaciones judiciales de los maestros a raíz de las denuncias de algunos padres por haber explicado en las aulas la violencia policial del 1 de octubre. Pueden incluso ser acusados de delitos de odio, cuando lo que hicieron no fue más que abordar una situación que fue real y que no podía quedar fuera de las aulas. Sin Govern están más desprotegidos que nunca.

Siempre se ha dicho que la lengua es el nervio de un país. En el caso de Catalunya, que no tiene un Estado que defienda el catalán, aún más.