Michael Phelps ha vuelto a agigantar su leyenda después de colgarse su 26ª medalla olímpica, la 22ª de oro, al imponerse en la final de los 200 metros estilos. Un triunfo que ha servido para que el norteamericano consiguiera uno de los pocos retos que le faltaban para alcanzar en el olimpismo: ganar la misma prueba en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos.

El dominio más absoluto arrancó ahora hace 12 años en Atenas y se ha alargado hasta hoy, donde Michael Phelps ha nadado su última final olímpica de los 200 estilos. Una despedida en la que ha vuelto a demostrar que es el mejor, después de ser el único de la serie capaz de bajar –a los 31 años– de los 1:55 minutos.

Esta vez, la víctima de Phelps y su leyenda ha sido el japonés Kosuke Hagino, nadador destinado a heredar el trono del "tiburón de Baltimore" y que se ha tenido que conformar con la plata. Bronce ha sido el chino Shun Wang. Ryan Lochte, uno de los otros aspirantes a compartir podio con el norteamericano ha acabado la final en quinta posición.

Al deportista más galardonado de la historia de los Juegos todavía le quedan dos pruebas para ponerle la guinda a una carrera deportiva de ensueño. Phelps tendrá la oportunidad de sumar dos oros más en los 100 mariposa –se clasificó para la final con la quinta mejor marca– y el relevo 4x100 estilos.