Cuando antes del comienzo de esta temporada 2018/19 LeBron James anunció su fichaje por los Lakers de Los Ángeles la NBA dio un giro de 180 grados. O eso nos pensábamos. Mediáticamente, quizás sí. Deportivamente, se ha visto que no demasiado. James cambiaba Cleveland, el equipo dónde había estado en dos etapas, esta última de cuatro años, con un anillo de campeones incluido, por Los Ángeles, con el claro objetivo de devolver al éxito una de las franquicias más importantes de la NBA, pero que no juega un Play-Off desde la temporada 2012/13.

LeBron también cambiaba por primera vez de conferencia. En los 15 años que llevaba en la liga, siempre había competido en la conferencia este, o bien con los Cleveland Cavaliers o con los Miami Heat, hasta que su llegada a los Lakers ha supuesto también la llegada a la conferencia oeste, actualmente, con un nivel mucho más elevado en comparación con los equipos del este.

LeBron James NBA Efe

Todo eso, además de la lesión que ha sufrido que lo ha tenido apartado en 17 partidos consecutivos, la ausencia más larga de su carrera, y el bajo rendimiento de muchos de sus compañeros de equipo, ha provocado que con la derrota de ayer contra los Brooklyn Nets (106-111) se haya confirmado matemáticamente que los Lakers no jugarán los Play-Offs.

Un año más para los de Los Ángeles, pero toda una novedad para LeBron, que hacía 13 años seguidos que los jugaba y hasta 8 temporadas consecutivas llegando a las Finales, con tres anillos ganados. 14 años después, la NBA vivirá unos Play-Offs sin el Rey. Curry, Harden, Paul George, Durant o Antetokounmpo intentarán asaltar el trono.