El Girona ha empatado contra el Leganés en Montilivi (0-0) en una noche para olvidar. En la previa, Eusebio Sacristán decía que en el club rojiblanco los partidos son una fiesta, pero hoy el choque entre gerundenses y madrileños ha parecido un funeral.

El Girona no ha dado continuidad a las victorias conseguidas contra el Rayo y la Valencia y ha ofrecido un juego que ha acabado sacando de quicio a la afición. El Choco Lozano ha podido deshacer el empate cuando quedaban menos de diez minutos, pero el Leganés también ha podido ganar el partido en el tiempo de añadido. Una vez más, ha aparecido Yassine Bono.

A nivel numérico, sin embargo, la situación del equipo es más que notable. El Girona se sitúa noveno y vivirá el parón de selecciones con un cojín de siete puntos por encima del descenso.

El Girona no propone, el Leganés menos

La primera mitad no pasará a la historia de la Primera División. El Girona ha mostrado una cara muy defensiva, y el Leganés, que afrontaba el partido en zona de descenso, tampoco ha querido dejar su espalda descubierta. Así, sólo Patrick Roberts ha podido inquietar la portería de Iván Cuéllar. Lo ha hecho después de firmar un slalom marca de la casa que ha culminado con una remate al segundo palo, pero su chute ha salido demasiado desviado. Era el minuto 10 y partir de este momento: el nada.

El partido contaba con alicientes para que la noche fuera recordada. Por ejemplo, era el 50º partido del Girona a la Primera División, hecho que Montilivi ha celebrado cantando y animando con más efervescencia de la habitual. La alegría, sin embargo, no se ha traducido en el terreno de juego.

Como los veintidós futbolistas no estaban ofreciendo el espectáculo deseado, el árbitro, Adrián Cordero Vega, ha tenido que intervenir. El colegiado ha empezado a silbar faltas que no lo eran y obviar infracciones claras, desesperando así a los jugadores de ambos equipos.

El Girona no brillaba, pero, viendo el nivel del Leganés, tenía que arriesgarse para sumar los tres puntos.

Empate y gracias

El segundo tiempo no ha empezado con un tono distinto. Eusebio Sacristán, poco habituado a los cambios tempraneros, ha intentado sacudir el árbol haciendo entrar el Choco Lozano en el lugar de Roberts en el minuto 56. No lo ha conseguido.

La primera oportunidad, para decirlo de alguna manera, la han tenido dos de los protagonistas de la previa. Pedro Porro -oficialmente jugador del primer equipo- ha hecho un buen centro que Cristhian Stuani -que volvía después de su lesión- no ha podido rematar con claridad. Más tarde, en el 72, el uruguayo ha perforado la portería madrileña después de rematar un servicio de falta, pero el árbitro ha anulado el gol por una agarrón previo sobre Kenneth Omeruo. No había manera.

Ni Jonathan Silva, ni el Choco Lozano. El Leganés ha disfrutado de una ocasión de oro para ponerse por delante pero el argentino ha enviado la pelota al palo sobre la línea de gol. Pocos minutos después, el hondureño ha podido estrenarse, pero su disparo también lo ha rechazado la madera.

Y antes de acabar, Bono. El marroquí, que venía de firmar una actuación monumental en Valencia, ha vuelto a ser clave con una intervención en el tiempo de añadido que ha salvado su equipo.

El Leganés sumaba 21 partidos seguidos sin ganar fuera de casa y, por lo tanto, ha dado el punto por bueno. En Girona, en cambio, el empate no ha entusiasmado. Es cierto que el conjunto rojiblanco firma un gran balance de 7 puntos de los 9 posibles, pero el partido contra los madrileños ha dejado muy malas sensaciones.

Por si fuera poco, el omnipresente Pedro Porro se ha hecho daño a la rodilla y su lesión no pinta bien. El partido número 50 en Primera, en definitiva, ha sido un partido para olvidar.