Después de una primera parte nefasta, el Espanyol ha tenido la suerte de cara contra el Villarreal (2-2). Iborra ha adelantado a los de la Plana y Cazorla ha ampliado el luminoso después de un penalti, pero un tanto en propia de Bonera y un golazo de Rosales han dado la vuelta al partido. Un punto para cada uno que hunde todavía más el submarino amarillo y sirve de poco a los blanquiazules.

Primera parte nefasta

Las 12:00 horas un domingo. El partido entre Villarreal y Espanyol no se presentaba entre los más atractivos del menú de este fin de semana, pero era cuestión de voluntad por parte de los dos conjuntos que los aficionados quisieran acompañar el vermú y las patatas con este partido. Pero no ha sido así. Si los espectadores se estaban repensando verlo después de 10 minutos jugados habrán cambiado de canal o simplemente habrán apagado la televisión.

Vila real Espanyol EFE

Partido lento, aburrido y sin idea de juego. El Espanyol ha estado irreconocible y se ha presentado en el Estadio de la Cerámica por obligación porque la ambición de jugar se había quedado en Cornellà. Los blanquiazules estaban dormidos y el planteamiento de Rubi estaba siendo nefasto. Los de la Plana, que volvían a tener a Javier Calleja en el banquillo, se han ido acercando al área defendida por Diego López.

Cada vez estaba más cerca y era cuestión de minutos que el Villarreal abriera la lata. Y así ha estado. El primer gol ha llegado desde el córner y después de un rechace, Iborra no podía fallar. Se confirmaba la mala imagen que estaba dando el Espanyol y sólo un milagro podía cambiar el partido.

Rosales es el ángel del Espanyol

Rubi no entendía qué es lo que estaba pasando y ha motivado a los suyos. El inicio de la segunda mitad es la que necesitaba el Espanyol. Presión alta y empezar a generar peligro en el área rival. Borja Iglesias y Dídac lo han probado tímidamente, pero la jarra de agua fría ha caído en la Cerámica con el segundo gol del Villarreal. Cazorla ha transformado a la perfección un penalti y ha sentenciado el partido.

Miguelón Piatti Vila real Espanyol EFE

Sólo la suerte podía cambiar el partido y este domingo la suerte ha decidido estar de la parte del Espanyol. Una jugada aislada favorable a los blanquiazules ha acabado con el 1-2 después de que Bonera se marcara en propia incomprensiblemente. Los de Calleja no querían perder los tres puntos y se han ido al ataque para marcar el tercer tanto que diera la tranquilidad, pero a Rubi se le ha aparecido un ángel.

Este ángel tiene nombre y se llama Rosales. Sólo una maravilla como la que ha marcado al venezolano podía cambiar el partido. Locura de los pericos que no se creían el empate y hundían aun más al Villarreal en la clasificación. El final del partido ha sido de infarto y cualquiera de los dos hubiera podido marcar. Resultado final 2-2, el mismo que el de la ida de la Copa del Rey, y la misma cantidad de goles que en los otros dos partidos disputados.