Decían los defensores de Ronald Koeman que el holandés es un técnico atrevido, de carácter fuerte y pulso firme para hacerse respetar. Probablemente no se equivocaban. Lo que no explicaron, y eso empieza a ponerse de manifiesto, es que el exfutbolista es bastante limitado tácticamente.

Este domingo el Sevilla de Julen Lopetegui ha sido muy superior al Barça. Y tiene mérito, porque sus jugadores, por mucho que el conjunto blaugrana esté en plena reconstrucción, son mucho peores que los culés.

El técnico vasco no ha necesitado diseñar una estrategia antológica para inhabilitar al Barça, precisamente. Su plan ha consistido en regalar las bandas a los de Koeman, hacerse fuerte en el carril central y presionar muy arriba para interrumpir la nueva —y todavía pobre— salida de pelota blaugrana.

leo messi barça efe

Messi, atrapado en la trampa de Lopetegui / EFE

Eso es lo que el Sevilla ha hecho durante los noventa minutos y lo que le ha valido para llevarse un punto del Camp Nou, ni más ni menos. La puesta en escena de los andaluces es elogiable —por algo estuvieron a punto de tumbar el Bayern—, pero la obligación de un entrenador del Barça es responder sobre la pizarra. Y eso no ha sucedido.

Koeman no ha movido ficha en el descanso y tampoco lo ha hecho en la segunda parte, cuando el Sevilla ha empezado llegar con regularidad a la portería de Neto. Sus cambios, de jugador por jugador y en ningún caso tácticos, han sido inútiles y solo han empeorado las cosas.

Todavía es muy pronto para extraer conclusiones, pero si Koeman quiere seguir la estela de su mentor, Johan Cruyff, tendrá que aportar algo más que mano dura. En este campeonato, donde los entrenadores brillan por su preparación, el talento no es tan diferencial como hace veinte años. Bienvenido a la Liga.