La premio Nobel afro-americana Toni Morrison presenta su último libro La noche de los niños (Lumen; en catalán, La nit de les criatures, Ara Llibres). Se trata de una novela sobre los maltratos a los niños y la marca de dolor que dejan para siempre. Pero también es una reflexión sobre la vida y la condición de los afro-americanos en los tiempos actuales.

Niña negra, pobre, fea

La protagonista de La noche de las criaturas es una niña negra, muy negra. Demasiado negra incluso para su familia, que quiere "mejorar" y que, como muchos afroamericanos, valora positivamente "el blanqueamiento". En realidad, el autoodio de los negros ya había sido el tema de Ojos azules, la primera de las novelas de Morrison. En La noche de las criaturas, la niña protagonista será abandonada, y tendrá una infancia desdichada, en busca de afecto y de reconocimiento. De mayor, a pesar de sus éxitos profesionales y sentimentales, no dejará de buscar desesperadamente el afecto y el reconocimiento que no tuvo de niña. Porque la infancia termina, pero el dolor de los niños permanece.

Abusos

Paralelamente, el libro hace una reflexión sobre los abusos sexuales a los niños. Los chiquillos, y especialmente aquellos que no tienen mucho apoyo familiar, están absolutamente indefensos. Y lo peor es que los traumas de estos niños encima se ven aumentados por la culpabilización. Los niños se sienten responsables de los hechos, y tienen graves problemas para superar su pasado. Morrison explora estos traumas, desdichadamente, mucho extendidos por todas partes.

Contra un modelo de vida

La novela de Morrison nos lleva por dos universos que conviven, de forma paralela, en Estados Unidos. Por una parte hay un mundo de glamour, el de los profesionales de la moda, en el que el dinero circula sin problema, pero donde todas las relaciones acaban banalizadas. Por otra parte hay sectores sumidos en la pobreza, que funcionan con lógicas totalmente diferentes (Morrison tampoco cae en la frivolidad de idealizarlas). Pero aunque Morrison retrata un mundo muy duro, siempre mantiene una nota de optimismo: la lucha para salir adelante puede ser dura, pero la mejora es posible.

Enraizarse

Pero el libro de Morrison también es una reivindicación de la vida social. Frente un sistema en que todos los éxitos son individuales, y donde el individuo rechaza el compromiso para afianzar su progreso personal, Morrison reivindica la necesidad de ayuda mutua, y los valores de la solidaridad. Cuidar a la gente, a la pareja, a los niños, a los ancianos, no es un lastre, sino una dimensión básica que enriquece a la persona.

La fantasía

La noche de las criaturas hasta cierto punto, podría ser una novela naturalista: retrata con voluntad pictórica el mundo de miseria física y degradación moral de los bajos fondos: maltratos a los niños, violencia, falta de bienes básicos, prostitución... Pero al mismo tiempo incorpora algunos elementos fantásticos, con una clara influencia de la literatura oral. Finalmente resulta difícil encajar estos dos aspectos y en ciertos momentos la novela chirría, a pesar de la indudable calidad del conjunto del texto.

Una Nobel que escribe, todavía

Hay quien dice que es mejor no leer nunca una obra de un Premio Nobel escrita después de recibir el galardón, porque después de la concesión los escritores tienen una vida social tan intensa que no les queda tiempo para escribir. Toni Morrison es una excepción. En 1993 recibió el Premio Nobel de Literatura, con 62 años y sólo seis libros publicados, algunos de ellos excelentes, como Sula. Había empezado a publicar muy tarde, con 39 años, pero conocía bien el mundo literario, porque había estudiado Filología, y trabajaba como profesora de literatura y como editora. En los veintidós años que han pasado, después de la recepción del Nobel, Morrison ha escrito cinco libros más. Y algunos de ellos han obtenido muy buenas críticas. La noche de las criaturas es uno de ellos: un libro magnífico aunque su autora ya ha recibido el Nobel.