The Getaway o más de lo mismo de Red Hot Chili Peppers

Hubo una época, la década que abraza desde Freaky Styley (1985) en One Hot Minute (1995) (porque One Hot Minute, el disco que  grabaron con el guitarrista de Jane's Addiction, Dave Navarro, es bueno, buenísimo, y si piensas el contrario, como advertiría Monago, si tienes cojones vienes y me lo dices en la cara), Red Hot Chili Peppers era una de las bandas más excitantes del planeta. Su rock funk era como el viagra: sólo hacía falta una píldora y te ponían palote toda la noche.

Californication, el álbum con qué el genial guitarrista (que como todos los músicos extraordinarios está como una regadera) y figura venerada por los seguidores de los californianos John Frusciante volvió en la banda, fue una obra tan notable como nociva. "Los Peppers" dieron con la fórmula para crear singles anodinos pero efectivos y dejaron de ser un grupo para convertirse en una factoría de canciones cortadas por el mismo patrón. Tanto es así que Frusciante, que por eso los chalados y los borrachos son los únicos que dicen la verdad, se volvió a largar.       

Cinco años después de que apareciera su última referencia, Anthony Kiedis, Flea y compañía editan su undécimo trabajo de estudio, este The Getaway (2016). La buena noticia es que han decidido romper peras con el gurú barbudo Rick Rubin y esta vez han confiado la producción a Danger Mouse, quien aporta cierto frescor a sus nuevas composiciones. La mala es que, a pesar de esta voluntad de renovación, las 13 piezas de The Getaway podrían intercambiarse por las de los anteriores y nadie notaría nada extraño.

Red Hot Chili Pepper. The Getaway. Warner. Rock, funk