Més Llibres, un nuevo proyecto editorial dirigido por Ricard Vela, que combina traducciones con novedades en catalán e incluso con la recuperación de viejos títulos que valen la pena, ha reeditado las Narracions extraordinàries, de Joan Santamaria, que se publicaron en diferentes volúmenes entre 1915 y 1921. Vuelven así, a estar disponibles para el lector catalán unos cuentos que tuvieron un gran éxito de público, al constituir una literatura genuinamente popular, con dosis de misterio, de miedo, de erotismo, de humor...

En la estela de la novela gótica

Santamaria se inspira en la novela gótica. Sin duda, este escritor había leído autores como Guy de Maupassant, Horace Walpole, Jan Potocki... Sus relatos están llenos de fantasmas, aparecidos, muertos vengativos, ambientes tenebrosos, incógnitas para descubrir, personajes misteriosos... Pero la clave de los relatos de Santamaria no es el miedo. En realidad, aunque en alguno de los cuentos, como "El organista", lo que es prioritario es crear un ambiente terrorífico, en la mayoría de sus cuentos lo que es realmente importante es reflejar lo extraordinario. Incluso se permite, a veces, romper con el ambiente funesto con algunas muestras de humor. En realidad, en algunos cuentos como "Cómo se cayó Marta Clarissa", Santamaria se acerca mucho al surrealismo, e incluso parece preceder la genialidad de un Pere Calders o la originalidad de un Joan Perucho.

Un juez peculiar

Joan Santamaria i Monné (Lleida, 1884 - Barcelona, 1955) empezó estudios de Medicina, pero pronto los dejó por estudiar para abogado. Se sacó el título pronto, pero tardó en ejercer como tal. De 1904 a 1914 viajó por el mundo con un pariente suyo, al que hacía de secretario. También tardó en escribir. No empezó a publicar hasta pasados los 30 años, cuándo sacó el primer librito de Narraciones extraordinarias. En aquella época también tuvo mucho de éxito con la obra en varios volúmenes Memòries del doctor Vergós (un conjunto ecléctico de narraciones más que una novela) y con una serie de reportajes sobre lugares de Catalunya: Visions de Catalunya. En 1932 fue nombrado juez municipal de Barcelona. El estallido del levantamiento militar de 1936 interrumpió bruscamente su carrera literaria. Durante la guerra se afilió a la UGT, y en 1938 fue nombrado magistrado de la Audiencia. El 1939 fue represaliado y pasó por algunos problemas económicos. Nunca volvería a escribir como antes.

Las otras pérdidas de la guerra

Lo que más sorprende, al leer a Joan Santamaria, es que este construyó una auténtica literatura popular en catalán, destinada, básicamente, a distraer al gran público. Se trata de una literatura abierta al mundo, tanto por sus temas de inspiración como por la ubicación de sus tramas. Santamaria adapta un lenguaje sencillo y una estructura bien simple, destinados a hacerse entender por todo el mundo, y busca referentes impactantes y populares para captar al público (incluso recurre a un cierto erotismo "apto para todos los públicos"). Los personajes tienen una psicología muy sencilla, y eso facilita que el lector empatice con ellos. Santamaria quizás no utiliza el catalán más rico ni las figuras literarias más sofisticadas. Quizás no es el escritor más original de la época. Pero hizo una literatura popular en catalán que tuvo mucho éxito, y que desapareció por completo con la guerra. En los años 1980 algunas editoriales y algunos escritores lucharon por normalizar la literatura catalana creando, también una literatura de masas. Eso ya lo había hecho Joan Santamaria 50 años antes, pero este bagaje se perdió con la represión de posguerra.

Retorno a Santamaria

En 2002 la Universitat de Lleida ya publicó una selección de las Narracions i retrats de Joan Santamaria. Pero aquella publicación universitaria tendría un corto recorrido, como la mayoría de estas ediciones. Con la nueva edición de Més Llibres se pone al alcance del público catalán un autor terriblemente popular. Y a pesar de que su obra ya tiene noventa años, las Narracions extraordinàries de Joan Santamaria se conservan bastante frescas y tienen, todavía, la capacidad de entretener el lector, el elevado concepto con que fueron creadas en su momento.