La luz negra. Tradiciones secretas en el arte desde los años cincuenta, es la exposición que inaugura hoy el CCCB, y que estará abierta hasta el 21 de octubre. Ha sido comisariada por Enrique Juncosa, que explica que en la segunda mitad del siglo XX en el mundo del arte hubo todo un retorno a la espiritualidad, que se vinculó a la abstracción, y que La luz negra trata de analizarlo. El título de la muestra hace referencia a un estadio que buscaban los iniciados sufíes, un estado de éxtasis absoluto, en el que el sujeto entraba en contacto con la divinidad. La exposición recoge 350 obras, entre vídeos, libros, música, documentales, pinturas, esculturas, grabados e instalaciones, de autores como Antoni Tàpies, Rudolf Steiner, Alejandro Jodorowsky, Sun Ra, Zush, Henri Michaux.... Los ciclos de cine Gandules 2018 y Xcèntric, que se celebran en el CCCB,  incluirán también algunas películas relativas al tema de la exposición. La luz negra se podrá ver gratuitamente el viernes 18, Día de los Museos y el sábado 19 por la noche, la Noche de los Museos.

Magia Encarnada

LeonKa «Creatio: Lux, Crux. Puerta de la asociación cultural Magia Roja.» Barcelona, 2015.

La irracionalidad desde la racionalidad

Vincenç Villatoro, director del CCCB, ha justificado la presencia de esta exposición en un centro que defiende la cultura racional, alegando que buena parte de la producción artística no se puede entender sin su conexión con tradiciones no racionalistas: místicas, esotéricas, herméticas... Y apunta que aunque a la segunda mitad del siglo XX el pensamiento hegemónico fue el científico, había una parte sensible de la sociedad que acudía a otras tradiciones, sobre todo para dar sentido a su vida. Villatoro advierte al visitante que la exposición La luz negra no es una enciclopedia sobre las tradiciones ocultas, pero tampoco pretende ser una defensa de éstas, ni tampoco una refutación. Pero la exposición apunta que para muchos creadores, el arte es una forma de acceder a una realidad más profunda, a la que es difícil acceder de otras formas. Así, pues, tradición secreta y arte se complementan.

44.1 Tapias

Antoni Tàpies. Cubiertas de libro. 1987. Pintura sobre cubiertas antiguas de libro. 60 x 78,5 cm. Colección particular, Barcelona. © Herederos de Antoni Tàpies / Vegap, Madrid.

Los precursores

Uno de los elementos más destacados de esta exposición es que perfila los antecedentes a la afición al misticismo de la contracultura de los años 1960. Aunque es cierto que en los movimientos revolucionarios de los años sesenta hay una ruptura con respecto a la tradición racionalista, también hay que tener en cuenta que anteriormente ya había autores que habían estado en contacto con otras tradiciones anteriormente. Juncosa destaca entre ellos algunos de los miembros de Dau al Set (y especialmente a Joan Ponç y Antoni Tàpies, interesados por Jung, las filosofías orientales y los rituales chamanistas), el cineasta Harry Smith (que abre la exposición) y los pintores del expresionismo abstracto, como Barnett Newman. O incluso recoge a personajes tan singulares como Forrest Bess, un pintor autodidacta, que trabajaba como pescador, pero que se escribía con Jung y otros intelectuales, que se obsesionó en los rituales de los aborígenes australianos hasta el punto de operarse para ser hermafrodita, ya que creía que eso le llevaría a la inmortalidad.

Los sesenta

El movimiento hippy llevó a un boom de las teorías esotéricas y a la búsqueda de espiritualidades alternativas. La exposición otorga un papel central en este aspecto a William Burroughs, muy interesado en el ocultismo y el misticismo. Pero también se muestra una pieza muy especial: la máquina diseñada por Brion Gysin para provocar alucinaciones mediante luz estroboscópica. Entre los personajes más curiosos de aquella época, se destaca a Sun Ra, un músico de jazz que afirmaba haber nacido en Saturno y que creó una sociedad secreta, Thmei. Sun Ra creaba una música muy especial, que veía como un vehículo de comunicación espiritual. Mientras Sun Ra desarrollaba en Estados Unidos sus teorías, el catalán Albert Porta, descubrió el LSD y la psicodelia en la Ibiza de 1968 (y, como Sun Ra, aseguró que venía de otro planeta, e incluso creó un nuevo alfabeto "extraterrestre"). La luz negra muestra obras artísticas suyas del periodo en que creó obras impregnadas de esoterismo bajo el seudónimo Zush.

16.8 Henri Michaux

Henri Michaux, Sin título. 1983. Aceite sobre papel de lino. 24 x 33 cm. © Cortesía Galerie Lelong & Co. Fotografía: Fabrice Gibert.

Hasta el rock y el cómic

Aunque el boom de la sintonía entre el arte y el misticismo se dio en los años sesenta, no han faltado los autores posteriores que también han buscado esta conexión. La exposición nos muestra obras de pintores abstractos norteamericanos como Terry Winters o Fred Tomaselli (que hace composiciones basadas en las drogas), pero también del escultor Wolfgang Laib (interesado por el budismo zen y el taoísmo). También se incorpora a la reflexión la presencia de las ideas esotéricas en las obras de Alejandro Jodorowsky, o en el mundo del rock (con personajes como Genesis P-Orridge). Pero esta exposición se centra en el arte contemporáneo, y la cultura popular, como el cómic y el cine, sólo ocupan en ella un papel accesorio. Es probable que un estudio en profundidad de la influencia del esoterismo en la cultura popular daría mucho más de sí.

84.1 Chris Martin

Chris Martin. If You Don't See It Ask For It, 2016. Acrílico y purpurina sobre tela. 195.6 x 152.4 x 4.4 cm. Cortesía de David Kordansky Gallery, Los Ángeles, CA. Fotografía: Brian Forrest

Herencia obvia, pero limitada

Muchas exposiciones ayudan a redimensionar el objeto analizado a la alza. El visitante se queda con la idea de que una cosa que no conocía suficientemente tenía una dimensión mayor de lo que esperaba. La luz negra actúa de forma diferente: muestra sobre todo las continuidades de un fenómeno que se conoce sólo parcialmente (es muy sabida la afición por las religiones orientales de la generación beat, o la afición por el tarot y por los ritos chamanistas de Alejandro Jodorowsky). Pero, pese a todo, muchos de los creadores que se presentan no son personajes muy conocidos, o el ocultismo ocupa un lugar marginal en su obra. Si bien es obvio que las corrientes no racionalistas tuvieron un cierto peso en el arte de la segunda mitad del siglo XX, la exposición más bien perfila un papel discreto.

 

Matías Krahn Uribe. Panamor. 2016. Lona y algodón. 225 cm de diámetro. © Matías Krahn Uribe.