Jamaica Kincaid es una autora caribeña, de Antigua y Barbuda, que es famosa por sus novelas de trasfondo autobiográfico; en realidad, incluso se la ha criticado por exponer su intimidad y sus relaciones familiares sin ningún pudor. Ahora, la editorial Les Hores traduce por primera vez al catalán uno de sus libros más míticos: Lucy, dónde la autora caribeña explica el primer año que pasó en Estados Unidos, cuando salió de su país con 17 años para hacer de au pair. En castellano fue editado hace algunos años por la editorial vasca Txalaparta.

Jamaica Kincaid Les Hores

El desarraigo

En primer lugar, este libro se podría leer como una crónica del desarraigo. La protagonista se siente absolutamente desorientada al llegar a un país donde todo es nuevo. Alguien que ya es adulto, al llegar a un nuevo entorno, hace falta que se dedique de nuevo a una exploración de lo que lo rodea, aprendiendo nuevos códigos y nuevas normas sociales, en lo que hace referencia a los amigos, al sexo... Y mientras reconstruye su universo en un país nuevo, su situación es extremadamente frágil, "Estaba sola en el mundo", dice Lucy (o probablemente, lo dice su álter ego, Jamaica Kincaid). Los torpes intentos bienintencionados de la población local por entender la diferencia a menudo hacen todavía más dura la ruptura.

La clase sí que importa

Pero además, la historia de Lucy es también la historia del conflicto de clases. La chica que llega del Caribe va a hacer de au pair en una vivienda de burgueses neoyorquinos de convicciones progresistas. No es que Lucy sea explotada por unos déspotas sin corazón: a Lucy la tratan bien, le dan un espacio, le hacen regalos, le pagan más de lo acordado... Incluso pretenden ser una familia para ella. El pequeño problema es que Lucy no quiere una familia. La relación entre la chica que viene de una isla de gran pobreza y una élite acomodada está marcada por la incomprensión. Y, en cierta medida, no se libra del paternalismo, porque el tono de la relación continúa dictado por quien es el patrón. En un tiempo en que el progresismo es un concepto cada vez más difuso, la visión de Kincaid no puede ser más reveladora.

Contra la madre

Muchas novelas escritas por mujeres en la actualidad son un canto a la armonía entre las mujeres de la misma familia, y sobre todo a la buena relación entre las mujeres de diferentes generaciones: madres e hijas, abuelas y nietas... Kincaid se sitúa en sus antípodas. Lucy pone al descubierto el abismo que separaba a la chica caribeña que salió de su país de su madre. La autora, que había sido muy consentida de pequeña, como hija única que era, quedó muy traumatizada a los nueve años, cuando su madre se volvió a quedar embarazada y se vio obligada a compartir su amor, primero con un hermano y después con diversos más. A partir de aquí la tensión entre la escritora y su madre se disparó. Y en la novela Lucy muestra una terrible voluntad de independencia, desmarcándose de unos padres de los que no quiere saber nada. "Había llegado a la conclusión que el amor que me dedicaba mi madre sólo tenía como objetivo convertirme en el reflejo de ella misma", dice Lucy en la novela, para añadir a continuación: "y no sabía por qué, pero habría preferido morirme que convertirme en el reflejo de alguien". Pero como decía la madre de Lucy a la protagonista: "Puedes huir, pero no escaparte del hecho que soy tu madre, que llevas sangre mía a las venas, que te llevé dentro mío nueve meses". Una frase que le suena a la Lucy a "cadena perpetua".

Más allá del estereotipo caribeño

Lucy es una novela de migración, pero es una novela molt especial de migración, que escapa de la sensiblería fácil. La protagonista es acogida por una familia que la trata razonablemente bien, no la paga mal, no tiene dificultades insuperables de adaptación... Y, a pesar de todo, no puede dejar de sentirse extraña. Pero parte del problema no está en el problema migratorio: Lucy no es sólo una migrante, sino también una mujer que siente a su familia como un problema a superar. Porque Lucy es un personaje complejo, duro, con aristas, áspero... Quizás porque es la misma Jamaica Kincaid. Y justamente por eso, el resultado es una novela compleja, dura, con aristas, áspera...