El capo mafioso que se puso a escribir

Pasó una tarde extremadamente calurosa del verano de 1986. Varios miembros de la Cosa Nostra se presentaron en Porto Empedocle, la pequeña ciudad siciliana donde nació el escritor Andrea Camillieri. En una revancha entre clanes, el sindicato criminal siciliano asesinó, entre muchos otros, a abuelo, tío y primo de Giuseppe Grassonelli. 'Malerba', como todo el mundo llamaba a Grassonelli, tenía miedo pero el sentimiento de rabia amplificado en sed de venganza era mucho más poderoso. Erigido en capo de la familia Stidda, entre 1987 y 1992 liquidó a más de trescientos rivales. Siempre que mataba a alguien, volvía a casa, encendía la televisión y se aseguraba de la identidad del muerto. Normalmente, al otro lado de la pantalla, quien lo informaba era Carmelo Sardo, un periodista también nacido a Porto Empedocle y, más o menos, de su misma edad pero a quien no conocía.

Traicionado por un miembro de su propio clan, Malerba fue detenido. Se declaró culpable de todos los crímenes que le imputaban, pero fiel a la silenciosa ley de la omertà se negó a colaborar con la justicia. Fue condenado a cadena perpetua. Grassonelli ha pasado 25 de sus 51 años entre rejas. En la trena se puso a estudiar filología, carrera en la que se acabó licenciando. "Los delitos quedan, pero las personas cambian. Cuando se escribe, se habla con uno mismo. Y el futuro es el relato que haremos en pasado del nuestro presente. Escribe tu historia", fue el consejo que le dio su profesor Giuseppe Ferraro. Fue entonces cuando Grassonelli se recordó de aquel periodista de su ciudad, Carmelo Sardo y lo llamó para que lo ayudara a poner en orden todo aquel montón de vivencias que había empezado a redactar. De la colaboración entre los dos surgió Malerba. Vida a muerte en Sicilia, biografía novelada con que ganaron, con muchísimas voces críticas con la resolución, el prestigioso premio Leonardo Sciascia en su edición del 2014, y que este año ha publicado en nuestro país la editorial Malpaso.

Consciente del atractivo que criminales y delincuentes despiertan entre muchos de los que nunca han roto la ley, Grassonelli advierte en las últimas páginas de su diario que en ningún caso quiere ser identificado como un héroe. Todo lo contrario, explica que si para alguna cosa se ha decidido a redactar sus memorias, es para, dice que reformado y arrepentido de sus pecados (aunque se identifica como víctima de sus circunstancias: "Sí, he sido un criminal, un malnacido, pero no tenía alternativa, no conocía ninguna otra salida", escribe refiriéndose a un entorno, la isla de Sicilia a la década de los 80, gobernado por la Mafia), ejemplarizar que una vida como la suya acaba conduciendo inexorablemente a la peor de las existencias: la falta total y absoluta de libertad. Juicio de valores aparte, Grassonelli (y Sardo) elabora un relato que, con uno más que notable oído literario, entrelazándose capítulos de violencia, dinero, drogas y sexo, transforma una vida real en una magnífica, absorbente hasta casi el obsesivo, novela negra.

Malerba. Giuseppe Grassonelli/Carmelo Sardo. Traducción: Nicolás Pastor. Malpaso. Barcelona, 2016. 360 páginas.