Con toda probabilidad, la Hermandad de Caballeros Legionarios de Barcelona desfilará el Jueves Santo por l'Hospitalet y el Viernes Santo por Palafolls. Tenían que hacerlo en el marco de las procesiones de Semana Santa, pero no podrán hacerlo. El pleno del Ajuntament de l'Hospitalet, el 28 de abril pasado, ya prohibió la asistencia de la Legión a estos actos. Y el Ajuntament de Palafolls, gobernado también por los socialistas, se ha opuesto ahora a la presencia de los uniformados a los actos (con el apoyo del rector, pero no de la asociación de vecinos). Ambos consistorios repudiaban la relación de la Hermandad con postulados ultraderechistas y no consideraban adecuada la presencia de personas armadas en una procesión.

Esquivando la ley

Como los dos ayuntamientos se opusieron a dar la correspondiente autorización, en l'Hospitalet la organización ultraderechista +Libres ha convocado una manifestación "Por la libertad religiosa" (para las manifestaciones no hace falta autorización, tan sólo notificación). Los legionarios desfilarán con la manifestación al ritmo de su himno "Soy el novio de la muerte". Cuentan con el apoyo del rector de la iglesia de Inmaculada Concepción, el ex militar Custodio Ballester. Éste alega que "los legionarios, portando el Cristo, también evangelizan". Ballester es conocido por sus postulados ultraderechistas. En los últimos tiempos ha pedido a sus fieles que no voten al Partido Popular y en las últimas elecciones afirmó: “Esperemos que en estas elecciones, los electores católicos den el castigo que se merece a esta banda de políticos falsos”. Sus críticas a los "separatistas" son feroces.

La denuncia de Manos Limpias

El grupo ultraderechista Manos Limpias ha presentado sendas denuncias contra la alcaldesa de l'Hospitalet, Núria Marín, y contra el alcalde de Palafolls, Valentí Agustí, por prohibir la participación de la Hermandad en las procesiones de Semana Santa. Las denuncias no sólo afirman que las prohibiciones son inconstitucionales, sino que añaden que constituyen crímenes de odio porque "destilan odio y discriminación" hacia la Legión. Manos Limpias ha asegurado que asistirá al acto de Palafolls para garantizar que los legionarios puedan manifestarse. El concejal del Partido Popular de Palafolls Óscar Bermán ha mostrado su más firme apoyo a los legionarios con un mensaje que se cierra con un llamamiento claro: "¡Viva la Legión y arriba España"!.

El precedente del año pasado

El año pasado el Ajuntament de l'Hospitalet ya había prohibido la participación de los legionarios en la procesión, pero se convocó una manifestación "Por la libertad religiosa y contra la hispanofobia" y burlaron la prohibición. Desfilaron por las calles de l'Hospitalet uniformados y con sus armas (simuladas). Recibieron el apoyo de grupos ultraderechistas como Somatemps y de gente que acudió a la manifestación al grito de "¡Viva España"! y "¡Viva la Legión"!.

 

Podemos, contra los militares a las procesiones

El año pasado Podemos ya anunció que, en las instituciones que controlara, vetaría la presencia de la Legión a los actos de Semana Santa, alegando que las fuerzas armadas tienen que ser aconfesionales. Además, propuso, dentro de sus estrategias de Defensa, que se impida la presencia de militares de uniforme en cualquier tipo de acto religioso. El gobierno del PP, obviamente, va en otra dirección. El ministro Jorge Fernández Díaz incluso ha concedido una condecoración a la Virgen María Santísima del Amor.

 

 

La Legión y las procesiones

Es habitual la presencia de la Legión en las procesiones andaluzas. En realidad,, en su cuartel central de Ceuta, los legionarios pasan horas y horas ensayando las procesiones de Semana Santa. Su participación tiene mucho más de exhibición marcial que de religiosidad. En primer lugar, pasean el “Cristo de la Buena Muerte”, una imagen que los legionarios asocian a su propio cuerpo (ellos se definen como “los novios de la muerte”). Además, los legionarios desfilan a todo ritmo, a 160 pasos por minuto, mucho más rápido que el resto de unidades militares, para mostrar su resistencia. Y la imagen de Cristo a menudo la llevan subida con el brazo extendido, en una muestra de fuerza. Son las típicas “machadas” de los legionarios.

La Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios

La Hermandad, de hecho, no es un cuerpo militar, sino una asociación civil, sin ánimo de lucro, que agrupa a antiguos miembros de la Legión (a los legionarios se les inculca que su verdadera familia es el "Tercio" y que han de mantener la hermandad con los otros legionarios de por vida). La Hermandad se presenta como una agrupación apolítica, aunque muchos de sus miembros no esconden su fascinación por la ultraderecha (en las redes sociales admiran el franquismo y multiplican las críticas a cualquier grupo izquierdista o al nacionalismo catalán y vasco). La entidad ha recibido el título de miembro de honor de la Fundación Nacional Francisco Franco.

La polémica de Sant Andreu

El Consorcio de la Zona Franca cedió gratuitamente un viejo cuartel en Sant Andreu a la Hermandad para ensayar sus exhibiciones militares. Eso generó protestas de algunas asociaciones de vecinos. No estaban de acuerdo con la cesión a un grupo ultraderechista y militarista, y reclamaban la construcción en el lugar de equipamientos sociales. El 1 de marzo la alcaldesa de Barcelona pidió al Consorcio que se expulsara a los legionarios, porque se ha previsto la construcción allí de un centro cívico, de una residencia de ancianos y de una guardería. Pero el Consorcio todavía no se ha pronunciado, y no está previsto que se reúna hasta el mes de junio. Mientras tanto, los partidarios de la Legión se han movilizado en defensa de la Hermandad mediante una colecta de firmas.

Militares contra diablos

Un estudio del catedrático Demetrio E. Brisset demuestra que la participación del ejército español en las procesiones fue establecido por Carlos III, como un sistema para reprimir los "diablícalos" y otros personajes festivos (como los "mojarrillas" o los diablos) que participaban en los actos religiosos enmascarados y que ocasionaban "obscenidades y ofensas a Dios". Carlos III decidió dar "protección armada" a las procesiones para preservarlas de los poco respetuosos diablos. Y, al mismo tiempo, estableció las ordenanzas militares, que fijaban honores militares para determinadas figuras religiosas. Los honores militares se mantuvieron durante siglos. Incluso las de 1984 establecían que se tenía que rendir honores militares "al Santísimo Sacramento". Sólo desaparecieron en la ordenanza del 2010.

La Legión bajo el peso de la historia

La Legión no es una unidad militar cualquiera. Fue creada en 1920, en plenas campañas de Marruecos, por Millán Astray, con Franco como lugarteniente. Desde el principio se planteó como un cuerpo colonialista basado en la brutalidad. Sus miembros, algunos de ellos delincuentes, eran tratados con mucha dureza por sus jefes, pero se permitía que actuaran de forma cruel con la población. En Marruecos ejecutaban a todos los prisioneros y, con frecuencia, amputaban las cabezas o los sexos de los cadáveres de los presos, para intimidar al enemigo. Presumían de tener "sereno el semblante al morir y al matar". Pero la prensa de la época elogiaba en "estos locos que llegan cantando en el cuerpo en cuerpo, acuchillando ciegamente en el adversario, que todo lo arrasan y lo destruyen (...) Son el poema, hecho carne". Franco mitificó la belicosidad de este cuerpo en su novela Raza, que se llevó al cine en 1942.

El mal recuerdo de la guerra civil

La Legión fue un vivero de ultraderechistas. De hecho, el historiador militar Blanco Escolá, afirma que este cuerpo fue "el verdadero foco de fascismo en la España de entreguerras". En la rebelión de octubre de 1934 la Legión actuó con gran brutalidad, ejecutando a muchos sindicalistas e incluso a algún periodista izquierdista. En la guerra civil se sumaron en masa a las fuerzas franquistas, porque se les inculcaba un auténtico culto a sus jefes: Franco y Millán Astray (de hecho en el Museo de la Legión de Ceuta se conserva el ojo de Millán). Cometieron atrocidades, sobre todo en la primera etapa de la guerra, donde ejecutaban en masa a los presos para no dejar enemigos en la retaguardia (son famosas, por ejemplo, las matanzas de Badajoz). Pero nunca han hecho ninguna autocrítica. Hasta hoy se sienten muy orgullosos de su historia.