Joan Reig (Constantí —Tarragonès—, 1963). Músico, batería, letrista y cantante. Cofundador de los grupos musicales Els Pets, Mesclat, Refugi y Tàrraco Surfers. Hijo de músico y, también, hijo, nieto, biznieto y tataranieto de campesinos del Camp de Tarragona. La transformación de uno de los paisajes agrarios más fértiles de Catalunya hacia un escenario dominado por las humaredas industriales marcaría su niñez y su juventud. E inspiraría, entre otras, la letra de una de las canciones más conocidas de Els Pets: El poble sota el barret de fum. Es un erudito de la historia y de la relación entre la música catalana y los grandes movimientos sociales que han escrito la historia de Catalunya desde el fin de la Guerra Civil española (1936-1939) hasta la actualidad. Una historia de resistencia a través de la expresión musical. Ha empezado una gira para dar a conocer su primer trabajo en solitario, La Culpa, que lleva por todo el país. Presenta un nuevo disco con Els Pets que sale al mercado el próximo mes de octubre, y en diciembre pondrá en marcha su gira en el Liceu.

¿Qué pasa después de la Guerra Civil? ¿Cómo queda el panorama musical catalán?
Queda muy tocado. El 26 de enero de 1939, el día que las tropas franquistas ocupan Barcelona, es un hito que marca un antes y un después. La ideología nacionalcatólica del régimen franquista depura el Paral·lel y prácticamente de un día para el otro desaparecen todos aquellos géneros musicales que no son radicalmente españoles. El régimen franquista impondría por todas partes el género de la copla y el del couplet españolizado y censurado: en la radio, en el teatro, en los cabarés, en las verbenas, en las salas de baile...

¿Hasta cuándo duró aquella 'noche negra'?
El amanecer fue muy lento. Hasta principios de la década de los cincuenta, una vez superada la parte más dura de la posguerra, no reaparecieron algunos cantantes melódicos. Habían pasado más de diez años del final de la Guerra Civil, y eran la expresión, en forma de creación musical, de que alguna cosa, mínimamente, se había movido. Poco a poco y siempre bajo la obsesiva vigilancia de la censura del régimen, los boleros y la música melódica fueron ganando terreno a la copla y al couplet españolizados.

¿El régimen franquista lo toleraba? ¿O bien lo vigilaba porque lo interpretaba como una amenaza?
Lo toleraba. Y al mismo tiempo lo vigilaba. La censura ni había bajado la guardia ni, mucho menos, había desaparecido. Pero no les suponía ninguna amenaza. La música camp era un género musicalmente y políticamente inofensivo. La música de Emili Vendrell —aunque después de la guerra había sido depurado por rojo y por separatista—, o la de Ramon Calduch, José Guardiola, Jorge Sepúlveda o Bonet de San Pedro no tenía ningún tipo de componente ideológico. Ni siquiera contestatario o de denuncia.

¿Hay algún género musical que, de algún modo, avance por la izquierda a la música 'camp'?
No. En aquellos años surge la rumba catalana, que es un género musical que reúne la tradición musical de los colectivos gitanos de Barcelona (de Gràcia y del Raval) y de Lleida (el género local del garrotín). Aunque el régimen franquista perseguiría especialmente al pueblo gitano, ni Peret ni Carmen Amaya crearían un género musical contestatario.

¿Cuándo podemos empezar a hablar de música reivindicativa?
En un terreno estrictamente musical, el inicio lo marca Raimon el año 1959, cuando compone Al vent. Poco después, en 1961, surgiría el colectivo musical Els Setze Jutges, creado por Miquel Porter Moix, Remei Margarit y Josep Maria Espinàs, que con el mecenazgo de una serie de personalidades de la burguesía catalana pondrían la primera piedra de la Nova Cançó.

¿Qué representa, históricamente, la Nova Cançó?
Es un movimiento artístico catalán que corre en paralelo a la música camp. La Nova Cançó no arrinconó los boleros ni la canción melódica, pero, a diferencia de estos géneros, nació y se desarrolló con una fuerte influencia de las músicas francesa e italiana y de la música folk norteamericana. Y eso revela que en Catalunya, a partir de los sesenta, la creación musical propia miraba claramente hacia Europa y hacia Norteamérica, más concretamente hacia los nuevos movimientos musicales del mundo anglosajón, que, rápidamente, acabarían superando las músicas francesa e italiana.

¿La Nova Cançó es hija de la burguesía?
Son un grupo de empresarios catalanes muy comprometidos con la idea de país que impulsan una obra de mecenazgo que tendría una gran importancia. La Nova Cançó, sin embargo, era un movimiento muy popular que surge en los cenáculos artísticos e intelectuales clandestinos que habían mantenido un cordón umbilical invisible que los unía con la época republicana. La Nova Cançó es un género musical nacido en las entrañas del pueblo.

¿Cómo se llevó a cabo el mecenazgo en el campo de la música?
Pues por ejemplo con la creación de la discográfica Edigsa para grabar íntegramente en catalán. Barcelona ya era la capital discográfica del Estado español, pero la censura del régimen ponía muchas dificultades para grabar y comercializar productos musicales en catalán. Prohibía prácticamente todas las iniciativas, excepto las más folclóricas y horteras. Las discográficas tenían muy interiorizada una cultura de miedo a invertir en música catalana, que impedía que la cultura catalana consiguiera niveles de normalidad.

La música sería convertida en un instrumento más del régimen franquista con el propósito de españolizar Catalunya 

¿La normalidad del país era el objetivo de la Nova Cançó?
Entre 1939 (el final de la Guerra Civil) y principios de los sesenta (aparición de Els Setze Jutges) hay un silencio duramente impuesto de más de veinte años. Y eso implicó que una generación entera de catalanes no conoció la música en catalán hasta que fueron mayores. La música sería convertida en un instrumento más del régimen franquista con el propósito de españolizar Catalunya. Cuando surgen Els Setze Jutges, y poco después Edigsa, Concènctric, Als 4 Vents, etc., se dan los primeros pasos hacia un escenario de normalidad.

Pero el régimen franquista no se acaba a principios de los sesenta. Más bien se rearma bajo una operación de maquillaje. ¿Cómo se explica que la Nova Cançó aparezca a principios de los sesenta y no antes o después?
Lo que es cierto es que la música en catalán cuenta con un aliado imprescindible: la Iglesia catalana. Piensa que dentro de la Iglesia catalana había un movimiento semiclandestino que trabajaba para normalizar la cultura catalana. A partir de los sesenta esta corriente ya es muy potente, y se empieza a recuperar la canción en catalán en las salas parroquiales.

¿Y los informadores del régimen?
El régimen no llegaba a todas partes.

¿Y las jerarquías de la Iglesia?
Nadie pone en duda de que los obispos de las diócesis catalanas de la posguerra eran personajes al servicio del régimen. A partir de los sesenta, sin embargo, llega una hornada de obispos progresistas y catalanohablantes que alteran el posicionamiento de la jerarquía eclesiástica en Catalunya. Estoy hablando, por ejemplo, de los obispos Enrique i Tarancón, en Solsona, o Pont i Gol, en Tarragona. Estas jerarquías contribuirán al hecho de que la Iglesia adopte, progresivamente, un papel más comprometido socialmente y culturalmente.

Se ha afirmado que la Nova Cançó levanta el vuelo a partir de su internacionalización, es decir, a partir del concierto de Raimon en el Olimpia de París de 1966.
Es cierto. Aquel concierto es muy importante, porque explica la relación entre el mecenazgo y la música catalana. Sería Cendrós, uno de los fundadores de Òmnium, quien llevaría a Raimon a París. El concierto en el Olimpia, además, marca la eclosión de la Nova Cançó, no tan sólo como fenómeno musical, sino también como fenómeno social: quedaría plenamente identificada con la lucha antifranquista, tanto en los países del ámbito lingüístico catalán como por toda Europa, hasta que con la llegada de la democracia, el año 1976, la dejaron en fuera de juego.

¿Cuál es la etapa de plenitud de la Nova Cançó?
A finales de los sesenta y principios de los setenta. Con el Festival de les Sis Hores de Cançó, de Canet de Mar, que arranca el año 1971 y que promovió la productora Pebrots (de la Trinca), la Nova Cançó se hace adulta. Por aquel festival pasaron figuras primordiales de la canción catalana como, por ejemplo, Maria del Mar Bonet, Lluís Llach, Ovidi Montllor, Rafel Subirachs o Quico Pi de la Serra.

Joan Reig Cantant Pets - Carles Pons

¿Por qué entró en declive la Nova Cançó?
Por lo que he dicho antes: era un movimiento muy asociado a la lucha antifranquista. Cuando se cerró la etapa franquista, la Nova Cançó quedó, momentáneamente, fuera de juego. Pero la nueva clase política catalana, que había crecido con la Nova Cançó, tampoco hizo nada por resituarla. Los representantes de la Nova Cançó se convirtieron en una molestia, porque no se doblegaban a los intereses políticos que pretendían instrumentar el activo social del movimiento con beneficios partidistas. Pero en cambio, aunque el movimiento decae, tiene lugar la plenitud de sus artistas más destacados, como sería el caso de Maria del Mar Bonet, Lluís Llach, La Trinca o Raimon.

¿Alguna crítica en concreto?
Si tengo que hacer una crítica a las políticas convergentes, es que con más de veinte años de gobierno no tuvieron nunca una idea de cultura. Es muy probable que con otro tipo de políticas la Nova Cançó hubiera sobrevivido y evolucionado de otra manera.

Pasamos al rock català de los ochenta. ¿Cuál es el hilo que une la Nova Cançó y el rock català?
La fidelidad a la lengua. El movimiento del rock català nace con la primera generación de catalanes que va a la escuela catalana y que consume radio y televisión en catalán. Se puede decir que el rock català es fruto de la normalidad social y cultural que aporta la escuela catalana y TV3.

¿Dónde surge el rock català?
En el mundo rural y semiurbano del Principat. Tanto es así que, mientras la prensa comarcal (los medios escritos y radiofónicos) ya difundían la existencia del movimiento, la prensa de Barcelona queda sorprendida por aquel fenómeno extraño y singular denominado rock català.

¿Qué es lo que convierte el rock català en un fenómeno social?
Como decía antes, su público es una parte de las primeras hornadas de catalanes que han pasado por la escuela catalana y que consumen con normalidad radio y televisión en lengua catalana. El rock català, que ya era un fenómeno musical en comarcas, se consagra definitivamente la noche del concierto del Palau Sant Jordi, el año 1991, con las actuaciones de los grupos Sopa de Cabra, Sangtraït, Sau y Els Pets.

¿Así pues, se consagra en un concierto?
La prensa de Barcelona, que había ignorado el fenómeno, se da cuenta de que el rock català es un verdadero fenómeno social. Después de aquel concierto, el efecto se multiplicará exponencialmente. Se crea una nueva industria relacionada con el movimiento, que va desde la creación de sellos discográficos hasta la de empresas de management, de megafonía y de luminotecnia.

¿Por qué el rock catalàn no ha tenido en el Estado español el eco que tuvo la Nova Cançó?
El rock català tiene un componente sociológico independentista, aunque no todos los grupos se identifican con esta ideología. Y eso en España no se ve como una opción legítima, sino como la amenaza de las siete plagas. El liberalismo sociológico español, que releva el aparato franquista en el poder y que integra a todo el espectro político (la derecha y la izquierda), siempre ha sido jacobino. Es más, el republicanismo español es radicalmente jacobino. Y hemos llegado a la paradoja de que los políticos en la clandestinidad perseguidos por el régimen franquista entendían mejor la pluralidad de España y el derecho de autodeterminación de sus pueblos que la actual clase política del régimen constitucional. Y eso, inevitablemente, tiene un reflejo en la sociedad.

Los políticos en la clandestinidad perseguidos por el régimen franquista entendían mejor la pluralidad de España y el derecho de autodeterminación de sus pueblos que la actual clase política del régimen constitucional"

¿Cuál ha sido la reacción del poder político y mediático español al fenómeno del rock català?
Se ha querido desacreditar acusándolo de estar subvencionado. Y se le ha querido criminalizar con el propósito de estigmatizarlo: hacer creer que era un movimiento creado y tutelado por la administración de la Generalitat. Si hubiera sido así, a los cuatro miembros iniciales de Els Pets no les hubiera hecho falta pedir un préstamo de un millón de pesetas de la época (avalado por sus respectivos padres) para editar el primer disco.

¿Así, el rock català no está o no ha sido subvencionado?
No, rotundamente no. Antes explicaba que el rock català nació y creció en lugares alejados de los grandes centros de poder. En las comarcas: en Osona, en el Empordà, en el Camp de Tarragona... Y fue allí donde nació y donde creció su primer público. Cuando llega a Barcelona, cuando pasa a ser un tema que se considera que puede y tiene que estar en la agenda cultural de TV3 y de los grandes rotativos del país, ya es un movimiento muy potente que, entonces sí, revela la curiosidad y el interés del poder político y mediático.

Antes comentaba que el rock català tiene un componente sociológico independentista, que se avanza cronológicamente al crecimiento social del independentismo durante la última década. ¿Por qué, sin embargo, cuando el independentismo crece socialmente el rock catalán empieza el camino de bajada?
No es un bajón; es una transformación. El rock català enlaza con los nuevos movimientos musicales catalanes que han surgido durante la década actual. Lo que ha conseguido el rock català es romper aquellos vacíos, aquellas travesías del desierto, que había habido anteriormente. Las nuevas corrientes estéticas, los nuevos movimientos de vanguardia, tienen fuentes donde ir a beber.

Última y obligada cuestión: ¿cuál será el futuro político de Catalunya?
Tiene que ser lo que la gente decida. Y en estos momentos la República catalana es la opción que tiene más apoyos. Tengo que decir, sin embargo, que la gente no apoya un proyecto que únicamente tenga el objetivo de construir una simple división político-administrativa. El proyecto de la República catalana tiene que apostar por unos valores que nos conviertan en pioneros y modelo.