El Ateneu Barcelonès acoge, durante el martes 16, la segunda edición del Homo scientificus europaeus, un encuentro de científicos destinado a "Promover una Ciencia Abierta en un Mundo Abierto". El objetivo de sus organizadores es articular una red de investigadores y de asociaciones de investigadores que permita resituar la ciencia al servicio de la sociedad, pero también reivindicar la figura del científico como agente de mejora social. El virólogo francés residente en Barcelona Gilles Mirambeau, uno de los organizadores del acontecimiento (junto con Jordi Serrallonga), ha explicado a El Nacional por qué cree que este encuentro es necesario. El programa incluye la participación de una treintena de destacados científicos, de forma presencial o virtual. Las sesiones se podrán seguir en directo por streaming mediante Youtube. Los actos cuentan con el apoyo de la Obra Social "la Caixa"

¿La ciencia, para quién?

El encuentro pretende potenciar un mundo en que las políticas científicas estén cerca de las necesidades de la gente: la ciencia tiene que contribuir al bien común. Apuestan por una I+D (Investigación + Desarrollo) "responsable", y por una ciencia "abierta y participativa". Mirambeau reconoce que hay veces que determinadas empresas han actuado "sin ética y sin integridad", y que no siempre los científicos han sido lo bastante conscientes de los objetivos de la ciencia. Y reivindica volver a una visión humanística de la ciencia.

Malos tiempos para los científicos

Homo scientificus europaeus pretende convertirse, también, en un medio para reivindicar la figura de los investigadores del campo científico. Los científicos están pasando por momentos muy duros, porque la ciencia se ha visto muy afectada por los recortes. La disminución del presupuesto de las instituciones científicas ha afectado mucho al personal, y especialmente al personal joven y precario. Mirambeau asegura que hay mucho descontento entre los jóvenes científicos, y apunta que no hace falta que la gente que quiera hacer ciencia "tenga que estar fastidiada". "¿Tenemos que salvar el Planeta con gente que no sabe cómo acabar el mes?", se pregunta... Añade que el nivel de presión sobre los científicos se ha incrementado mucho en los últimos años, hasta el punto de que hay muchos que no aguantan. Asegura que el investigador pasa demasiado tiempo buscando financiación para sus proyectos y que ante de la presión de los financiadores, que exigen resultados a gran velocidad, a veces se relaja el rigor investigador. Y paralelamente al concentrarse la financiación en algunos sectores, a menudo se duplican investigaciones, y eso supone una pérdida de la capacidad investigadora en otros ámbitos. Además, con el fin de llenar el currículum asegura que hay una proliferación de artículos que a veces no tienen suficientes méritos... Un conjunto de circunstancias que Homo scientificus europaeus pretende debatir.

Malos tiempos para la ciencia

Mirambeau apunta que las instituciones a veces han adoptado posiciones contrarias a los intereses de los científicos. Y pone como ejemplo el caso de Trump, que ha reducido drásticamente las ayudas al estudio del cambio climático, aunque para frenar el impacto ecológico de este hacen falta acciones urgentes inspiradas por estudios científicos sólidos. Por otra parte, en los últimos años se ha apostado mucho por la cofinanciación entre entidades públicas y sector privado; Mirambeau considera que en principio esta es una opción "genial", pero destaca que a veces ha ido asociada a recortar la "investigación científica inspirada", aquella que a pesar de no tener aplicaciones inmediatas, a menudo es la que abre nuevos horizontes científicos. Y destaca que en el mundo científico cada vez hay más consenso en que no se puede subvencionar sólo aquello que tiene uso a corto plazo.

La sociedad contra la ciencia

Los científicos no sólo sufren la hostilidad del poder, sino que se encuentran a menudo, también, con la oposición de los ciudadanos. En los últimos años, según Mirambeau, se ha difundido una ola de "negacionismo de la ciencia", que pasa por encima de las evidencias científicas (con un caso gravísimo: el de los movimientos antivacunas). Mirambeau reconoce que la ciencia no siempre ha tenido un comportamiento ejemplar y que por eso que hay que volver a acercar la ciencia a los ciudadanos para que estos sean conscientes de las posibilidades que les ofrece (sobre todo, porque al fin son ellos que financian muchos proyectos con sus impuestos). Para los organizadores de la jornada del Ateneu no sólo falta debate entre científicos, sino también entre los científicos y la sociedad. Por eso uno de los proyectos del Homo scientificus europaeus es difundir la ciencia en las escuelas con medios más atractivos que las simples clases.

Barcelona está convirtiéndose en la California de Europa

No vamos bien

Mirambeau resalta que hay muchos científicos que quieren instalarse en Barcelona o en Lisboa, y apunta que la capital catalana se está convirtiendo en "la California de Europa". Ahora bien, la investigación, en el Estado español, tiene fuertes problemas. Mirambeau reivindica que se dignifique la figura del científico, que en los países latinos se ha devaluado mucho. Además reclama que se permita a los científicos jóvenes aportar sus ideas, como se hace en el sistema anglosajón. Afirma que en el Estado español en las últimas décadas se han creado algunos centros de excelencia, de alto nivel científico, pero asegura que están lastrados por un sistema académico arcaico, muy jerárquico, donde los jóvenes sufren mucha presión (lo cual contribuye a la fuga de cerebros). Pero también apunta que parte del problema es provocado por las políticas científicas del gobierno y ha resaltado el papel que tuvo Rajoy en la retirada de ayudas a la investigación en energías renovables "un sector en que España era líder", y en el que acabó en la cola de Europa.

Organizar a los científicos en lobby

Gilles Mirambeau apunta que, mientras en Estados Unidos hay una organización de científicos muy potente, que ayuda a definir cuál es el papel de la ciencia en la sociedad, eso no existe en Europa, donde frente a la potente Comisión de la Ciencia de Bruselas, no se le opone una corporación científica organizada. Uno de los principales objetivos de Homo scientificus europaeus es, justamente, articular a la comunidad científica para que pueda ser capaz de presionar a los gobiernos y a la Unión Europea. Para empezar a articular esta asociación se ha querido hacerlo en forma de nube: se plantea que se consolide una comunidad de comunidades, con científicos de todas las disciplinas, de todas las edades y de todos los países. De hecho, no esconden que toman como modelo los movimientos políticos que han conseguido desplegarse a partir de las redes sociales. Mirambeau apunta que al fin, cuando se eliminan los prejuicios, "es muy fácil entenderse entre científicos de diferentes especialidades". Mañana, la prueba, estará en el Ateneu.