El diario encontrado de una antepasada es el elemento clave de la novela L'herència japonesa, de Jordi Font-Agustí (Librooks). Una funcionaria de mediana edad, Laura, recibe una comunicación enviada desde Japón: es la heredera de una fortuna que le ha dejado a una parienta lejana que vivía en Japón. Laura irá a Japón en busca de su herencia, pero también en busca de la historia de su parienta desconocida.

Los sueños de los que ya tienen una edad

L'herència japonesa habla, sobre todo, de la experiencia japonesa de Laura, una mujer separada, sin hijos, de pueblo, con unas aficiones bien tranquilas... Una mujer con una vida muy rutinaria sin ninguna perspectiva de salir ya, jamás, de esta vida rutinaria. El viaje a Japón supone una ruptura absoluta, porque va a parar a un país en que las costumbres son completamente diferentes y en la que la espera un mundo que ella nunca había soñado. Ahora bien, Laura ya tiene una edad, y su fascinante experiencia japonesa no tiene nada que ver con las novelas de aventuras. Laura quiere exotismo, pero sin autobuses polvorientos, serpientes, sol abrasador ni comidas aceitosas. L'herència japonesa no tiene nada que ver con las obras de Julio Verne o de Ryszard Kapuściński. Para Laura, un viaje perfecto tiene que ir acompañado de un hotel con bastantes estrellas, con sauna incluida, y de comidas en restaurantes de lujo. Las aventuras sexuales a las que aspira la protagonista no tienen nada que ver con grandes orgías: se caracterizan mucho más por su calidad que por su cantidad. Y algo de dinero de más, para Laura, es un aliciente seguro para viajar.

Dietario perdido

Cada vez hay menos gente que lleve un diario, pero el hallazgo de un diario perdido es una estrategia fácil para realizar una trama novelística. En un tiempo en que mucha gente está interesada en bucear en el pasado familiar, y en que las novelas sobre la memoria son muy abundantes, hay muchas obras literarias que recurren a diarios encontrados de antepasados. En este caso, es una estrategia fácil para acercarse a una parienta misteriosa que habría huido de la mediocridad de la España de la posguerra y habría emigrado a Japón. Un Japón que mirará siempre con ojos de extranjera, porque como el autor se apresura a explicar, el extranjero nunca acabará de integrarse en la sociedad japonesa. Y Laura tampoco tiene ninguna vocación de japonizarse: tiene bastante con dejarse maravillar por el extraño entorno.

El tren japonés no falla

Jordi Font-Agustí muestra un gran conocimiento de los trenes y de Japón, y aprovecha su afición a estos dos elementos para construir la novela. La herencia perdida de Laura no es sinó un conjunto de acciones de una compañía ferroviaria japonesa, de gran valor. Y durante el viaje, Laura entrará en contacto con el arte japonés, con el cuidado del cuerpo de los japoneses, con el vestido tradicional... El exotismo es el mayor atractivo de esta novela. Font-Agustí no quiere hacer un estudio etnográfico, pero a través del personaje central de la obra consigue recrear un ambiente peculiar, muy alejado de la realidad catalana. Sin estridencias, paso a paso, el lector es conducido por realidades fascinantes. L'herència japonesa es un tren que conduce, con puntualidad japonesa, hacia la curiosidad realidad del país del Sol Naciente.