El escritor alemán Rudolf Wilhelm Friedrich Ditzen (Greifswald, 21 de julio de 1893 - Berlín, 5 de febrero de 1947) más conocido por su seudónimo Hans Fallada, también estuvo preso en Neumünster; de 1926 a 1928. Fue condenado por delitos comunes y sufrió grandes miserias en la prisión. La ciudad de Neümunster tiene, todavía hoy, un premio con su nombre como desagravio.

La novela de la prisión

Los recuerdos de su estancia en la prisión de Neumünster, y de los problemas que tuvo al salir a la calle, quedaron plasmados en la novela Wer einmal aus dem Blechnapf frisst (1932). En esta novela Fallada explicaba las malas condiciones de los presidios de su época, el hambre de que pasaban los presos, la baja calidad de la comida y los maltratos constantes. Pero, sobre todo, en esta novela Fallada dejaba constancia de los problemas que tenían los ex convictos para poder rehabilitarse. Fue esta novela, sobre todo, la que estableció el vínculo entre Fallada y Neumünster.

Vida y drama

Fallada tuvo una vida de novela. Desde muy pequeño se sintió incomprendido, porque su padre, juez, no le quería. Cuando era joven tuvo fuertes problemas de salud; fue tratado con morfina y acabó desarrollando una fuerte adicción en las drogas, de la que nunca lograría salirse completamente. A los 18 años se puso de acuerdo con un amigo de matarse mutuamente en un duelo, como forma de suicidio, pero si bien el amigo murió, él sobrevivió. Cometió algunas estafas para financiarse su adicción, y eso lo llevó a la prisión de Neümunster. En los años 1930 empezó su éxito literario. Mantuvo unas relaciones tensas con el nacionalsocialismo: aunque rechazaba el nazismo (e incluso sufrió una breve detención), Fallada no osó enfrentarse a él, y durante los tiempos más álgidos del nazismo escribió libros desprovistos de contenido político o que se limitaban a criticar la República de Weimar. En los últimos años de nazisme volvió a ser encarcelado, acusado de intentar matar a su mujer. Más adelante se desquitaría de los años de silencio con la edición de Solo en Berlín, una novela sobre la dificultad en resistir al nazismo. Al fin de la Guerra Mundial volvió a ingresar a una clínica de rehabilitación y acabó muriendo como consecuencia de su adicción al alcohol y a las drogas (que retrató en la novela La pesadilla). A pesar de todo, fue un autor de gran éxito en Alemania y también en el mundo anglófono.