Los últimos años del franquismo fueron años de cambios profundos en las estructuras sociales y culturales catalanas, a pesar de que se mantenía el inmovilismo institucional. La renovación también afectó a la fotografía. Jóvenes fotógrafos, nacidos después de 1950, revolucionaron el panorama fotográfico con la reivindicación de la fotografía "creativa" o de autor como un arte autónomo. La transición quizás fue mucho más contundente en la imagen que en la política. Una exposición en La Virreina Centre de la Imatge analiza este periodo: La fotografía creativa en Catalunya (1973-1982). Esta exposición, que recoge una extensa colección de materiales de archivos públicos y privados, se podrá ver hasta el 30 de septiembre. La muestra ha sido comisariada por Cristina Zelich, con la colaboración de Pep Rigol.

inauguracio fotografía creativa robert ramos

Foto: Robert Ramos.

Renovarse día a día

En los años setenta los jóvenes fotógrafos empezaron a reivindicar la "fotografía creativa", al margen de la fotografía utilitaria. Se opusieron al "documentalismo vacío" y negaron la fotografía como simple reflejo de la realidad, que era lo que defendía la generación de fotógrafos que los antecedía. Si empezaron oponiéndose a la perfección técnica y al esteticismo de los fotógrafos mayores, optando por una fotografía más austera y directa, fueron experimentando nuevas técnicas que hacían interactuar la fotografía con la pintura y con la instalación. La fotografía, con estos fotógrafos, consiguió ser reconocida como unas artes más, y no tan sólo como una técnica.

8. Marta Sentís

Marta Sentís, de la serie «Visión urbana», ca. 1979.

Nuevos circuitos

El fenómeno se inició en Madrid, en 1971, con la aparición de la revista Nueva Lente, que acogió muchos fotógrafos catalanes. La creación de la galería Spectrum en 1973 ofrecería un espacio en Barcelona para empezar a producir y vender "foto creativa"; aunque de corta duración, los espacios de exhibición de fotografía se fueron multiplicando y permitieron que algunos fotógrafos empezaran a tener un circuito por donde hacer circular su obra. Los encuentros fotográficos nacionales o internacionales, como las Jornadas Catalanas de Fotografía de la Fundació Miró de 1980, ofrecieron un espacio de encuentro e intercambio a los nuevos creadores en el ámbito fotográfico, y también supusieron un cierto reconocimiento por parte del mundo del arte. Y gracias a las ferias internacionales, los fotógrafos catalanes pudieron conocer lo que se hacía el mundo y, al mismo tiempo, proyectar sus trabajos en el exterior.

1. Tony Keeler

Tony Keeler, Dreams on a Sabine tree, de la serie «Ibiza, a dream...?», ca. 1973

Los padres de muchas cosas

Los fotógrafos de esta generación empezaron fotografiando cosas atípicas (como la serie ibicenca de Tony Keeler, los retratos del Bronx de Manel Armengol o los retratos inquietantes de gente de la calle de Humberto Rivas), pero poco a poco fueron derivando hacia nuevas experiencias, cada vez más atrevidas. Se convirtieron en actores de las propias imágenes, organizando atrevidos y provocadores montajes (era una de las dedicaciones favoritas de Joan Fontcuberta). Reconvertieron espacios reales en evocativos paisajes fantasmagóricos (en este ámbito destacaba Manel Esclusa) Intervenían fotos propias o ajenas, tanto con manipulaciones del negativo como de las copias (cómo lo hacía Marta Sentís). Realizaron series de fotografías inspirándose en poemas (como "La meva amiga com un vaixell blanc", de Pere Formiguera, inspirada en el texto de Salvat-Papasseït)... Su deseo de experimentar se fue incrementando y ofrecieron una producción cada vez más diversificada y original. Entre los fotógrafos que se apuntaron a la fotografía creativa hay algunos que han marcado el panorama fotográfico de las décadas siguientes (encabezados por Joan Fontcuberta): Josep Rigol, Pere Formiguera, Lluís Pradissa, Toni Catany, Manel Esclusa, Humberto Rivas, e incluso entre ellos se incluía un joven Bigas Luna, que entonces experimentaba con una Polaroid.

9. Volkswagen, Barcelona 1977. Foto Jordi Garcia (2)

Jordi García. Volkswagen, Barcelona, 1977.

Minuciosa

Esta no es una exposición pequeña. A lo largo de las salas del primer piso de la Virreina desfilan los diferentes artistas, las diversas revistas (incluso las de vida efímera), las salas de exposiciones que en algún momento se abrieron, y todo lo que tiene relación con la creación artística desde la fotografía en la década de la transición. La aproximación es básicamente cronológica y repasa a los grandes artistas del periodo. Con La fotografía creativa en Catalunya (1973-1982) el visitante puede alcanzar una visión muy detallada sobre el tema analizado: se exponen pequeñas colecciones de obras de todos los fotógrafos destacados de esta corriente y de este periodo, pero siempre destacando las corrientes a las que se adhieren, las salas donde se exponían, las revistas donde publicaban sus obras y sus reflexiones... La exposición ofrece muchos datos, pero quizás en el detallado discurso (con unos largos párrafos en la entrada de cada sala) se pierde el frescor de una aproximación rápida y directa a las obras, que quedan en un segundo plano ante la explicación del contexto. Pese a todo, el fondo expuesto a La Virreina recoge algunos de los mejores genios de la fotografía catalana. Hay 500 fotografías, algunas espectaculares, y unos centenares de documentos para contextualizarlas. Vale la pena, sin duda, pasar a verlas antes del 30 de septiembre.

 

Foto de portada: Lluís Bover, Sin título, 1980-81.