El periodista Antoni Bassas, ganador del premio Josep Pla de este año con Bon dia, són les vuit, carga una caja llena de recambios de tinta para su pluma. No quiere quedarse sin a media jornada. Martí Gironell, premio Sant Jordi con La força del destí, "sólo" lleva tres bolígrafos, no fuera que alguno le fallara. El escritor norcatalán Joan-Lluís Lluís, premio Sant Jordi con Jo sóc aquell que va matar Franco sólo carga uno, pero confía en qué "siempre en los puestos donde firmas tienen bolis preparados". Los ganadores de estos tres premios literarios, a falta de poco rato para empezar las firmas de Sant Jordi, están convencidos de que hoy será un gran día. Prevén pasar casi 12 horas sin descanso de firmar e interactuar con los lectores.

Martí Gironell: "Poco podía imaginar que en 2018 habría tantos paralelismos con el franquismo"

Un Sant Jordi tristemente especial

"Poco podía imaginar, hace tres años, cuando empecé a documentarme sobre la historia de Jean Leon, que tres años después habría tantos paralelismos con su época", explica Martí Gironell. Y afirma que le parece increíble el ambiente de persecución política, falta de libertad de expresión y recorte generalizado de las libertades que se está viviendo. A pesar de todo, de la historia de Jean Leon saca un mensaje optimista: "Este personaje te demuestra que si eres tenaz, si te esfuerzas, cualquier cosa es posible, y que puedes salir adelante".

Joan-Lluís Lluís: "Hay que matar a Franco cada día"

Rematar a Franco

Joan-Lluís Lluís ganó su premio con Jo sóc aquell que va matar Franco, la historia de un catalán exilado de la guerra civil que durante la Segunda Guerra Mundial se sumaba al maquis y acababa por matar al dictador español. Ahora, ante la situación actual, reflexiona: "Franco se tiene que matar cada día. Franco murió pero el franquismo no. Tan sólo hibernó, y ahora vuelve. Ahora sus herederos están en el poder".

Antoni Bassas: "Si los catalanes fuéramos unos zánganos no hubiéramos inventado el Sant Jordi"

Fiesta, a pesar de todo

Joan-Lluís Lluís, considera que pese a la situación, hay que celebrar con la máxima potencia la fiesta del libro y la rosa, porque esto constituye también una forma de resistencia: "La cultura se convierte en un arma potente y eficaz, que da la imagen de Catalunya como un país culturalmente potente. Y eso es muy útil". También Bassas indica que la fiesta muestra el potencial catalán: "Si los catalanes fuéramos unos zánganos no hubiéramos inventado el Sant Jordi", afirma, dejando claro que este día de celebración es la materialización de una tarea cultural hecha durante todo el año. Bassas cree que, justamente por la situación política, este año "habrá más ganas de celebrar el Sant Jordi que nunca".

Esclavitud feliz

Hoy no será un día fácil para los autores. Serán horas y horas de atender a los ruegos y las preguntas de los lectores. Y de firmar centenares de ejemplares. Antoni Bassas se muestra inquieto por ver a sus oyentes convertidos en lectores, pero reconoce que puede acabar agotado. Martí Gironell afirma que "intentará no ser muy escueto" en las firmas, pero confiesa que a veces eso es difícil. Joan Lluís-Lluís confiesa que para él este será un "día de esclavitud", por el esfuerzo que le supondrá, pero aclara que se trata "de una esclavitud muy feliz".