La guerra estuvo asociada en Catalunya, con una gran hambruna: las principales zonas del Estado productoras de alimentos habían quedado en manos de los rebeldes y en la zona republicana faltaban provisiones. Pero el hambre se prolongó en el tiempo, tras la victoria rebelde, porque la economía franquista no contribuyó a la normalización. La autarquía, y el impacto de la Segunda Guerra Mundial, prolongó el hambre durante años, a lo largo de la posguerra. Los alimentos no llegaban a los consumidores. Había gente que sufría de desnutrición, e incluso se extendió una enfermedad, el latirismo, causado por el consumo continuado de guijas (o almortas). Ahora, el Museu d'Història de Catalunya ha querido recordar aquellos desgraciados años con la exposición El fardo de posguerra. La exposición se podrá ver hasta el 14 de octubre, gratuitamente, en el vestíbulo del Museu, y quien no pueda desplazarse, tiene la oportunidad de ver parte de los contenidos a través de la página web del museo.

AUXILIO SOCIAL

Cuando garantizar la comida era un duro trabajo

Durante muchos y muchos años, el hecho de conseguir cualquier cosa de comida, en Catalunya, fue complicadísimo (y muy desesperanzador, porque el hambre se prolongó durante años sin expectativas de mejora). Las familias (y más tarde los individuos) disponían de tarjetas de racionamiento, sin las cuales era imposible obtener comida legalmente. Los trámites burocráticos y las colas para conseguir alimentos eran enloquecedores. Las dosis eran mínimas, y no garantizaban la subsistencia. Los más pobres se vieron enviados a los comedores del Auxilio Social, donde los individuos en situación más precaria se veían obligados a mendigar. El resto intentaba sobrevivir, si hacía falta, saltándose la ley. Los burots, los agentes de abastecimientos que controlaban las entradas de comida en las ciudades y que obligaban a pagar grandes aranceles por introducir elementos tan sospechosos como guisantes o harina, figuraban entre los personajes más odiados de la época. Los pasajeros de los trenes, cuando se acercaban a Barcelona, lanzaban por| la ventana sacos de pan, chorizos, bolsas con legumbres... Esta exposición quiere explicar la tensión que generó la falta de comida en la sociedad catalana.

barcelona final guerra civil corrière museo historia catalunya

Asalto a almacenes de alimentos. Barcelona, 3 de febrero de 1939. Corrière.

Como llenarse sin comida

El régimen franquista, frente a la falta de comida, intentó responsabilizar a los ciudadanos, y sobre todo a las mujeres, argumentando que se podía hacer un uso más eficiente de los alimentos disponibles. Así, aparecieron mil recetarios y trucos radiofónicos que pretendían hacer milagros gastronómicos con unos recursos mínimos. Los bistecs se sustituían por corazón de buey, se difundían trucos para que las mollejas no fueran tan duras... Además, se empezaron a comercializar alimentos milagrosos, destinados a los ciudadanos mal alimentados: cubitos de caldo, aceite de hígado de bacalao, reconstituyentes diversos... También se comercializaban productos de calidad muy baja, que antes de la guerra la gente rechazaba, como los arenques de peor calidad.

1939Caldolla BN

Cinismo gubernamental

Las regulaciones de la alimentación, durante este periodo, fueron muy estrictas. No se podía vender comida sin cartilla y los precios eran fijos. Incluso se estableció, por ley, el día del plato único, en el que los restaurantes sólo podían servir un plato aunque tenían que cobrar el menú entero; la diferencia de precio iba destinada a los comedores sociales. Pero los tiempos de racionamiento también fueron tiempos de grandes beneficios para los especuladores. El estraperlo estaba a la orden del día y mucha gente se enriqueció con el hambre ajena. La picaresca estaba por todas partes: el consumidor era continuamente estafado, tanto en la calidad como en la cantidad. Los catalanes tomaron todo tipo de porquerías sin saberlo, en aquellos años. La exposición recuerda aquellos tiempos de especulación galopante. Unos tiempos que sólo empezaron a cambiar a partir de 1951, con el cambio de políticas gubernamentales y el inicio de la llegada de la ayuda americana. Pero acabar con el hambre sería un proceso gradual, y largo...

Respirar el hambre

El fardo de posguerra no es una exposición de grandes dimensiones: se limita al vestíbulo del Museu y mayoritariamente está compuesta de fotografías y documentos. Los conocedores de la historia catalana quizás conocerán buena parte de los contenidos expuestos, pero sin duda servirán para que los jóvenes conozcan la vida cotidiana de sus abuelos, para que perciban que el hambre no es una cosa que sólo existe en territorios lejanos o en tiempo inmemoriales, sino que ha existido en Catalunya en fechas no tan lejanas. Esta pequeña muestra ayuda a visualizar la mediocridad del franquismo, pero también ayuda a percibir un problema terrible que afectó, especialmente, a los más pobres del país: el hambre. Un tema que no es nada épico, y que quizás por eso no haya recibido mucha atención.

CARTILLA INDIVIDUAL 1944 Museo Historia Catalunya

100% jazz

Durante los meses de verano el Museu d'Història de Catalunya propone un programa de seis noches donde se encontrarán la música y la historia. Y este año lo hace con el ciclo '100% Jazz, un siglo de historia,' que toma como referente el final de la Primera Guerra Mundial. En noviembre se cumplirán 100 años del final del conflicto y fue en aquel momento cuando la música jazz llegó a Europa escogiendo Barcelona como puerta de entrada para los nuevos ritmos y todo lo que implicaban. Cada miércoles, del 4 de julio al 8 de agosto, a las 22h, se recordará la música de aquellos tiempos con un concierto. El día 4, Lluís Coloma, interpretará al piano estilos de finales del XIX hasta los años treinta; lo seguirán, el día 11, Barcelona Swing Serenaders y el trompetista Ricard Gili con el estilo de la primera formación musical que utilizó la palabra 'jazz'; el día 18, The Velvet Candles cantará a capella el doo wop de los años 30s; el 25 de julio, los Old Cats Swing Band aportará el estilo de jazz más clásico; el 1 de agosto los Cotton Roots transportará el público al Misisipi; y se pondrá el punto y final al ciclo el 8 de agosto con Shakin' All y su swing bailable. Antes de los conciertos, los asistentes podrán visitar la exposición Llamas en la frontera. Catalunya y la Gran Guerra (en visita libre a partir de las 20h y visita guiada a las 20.30h) para conocer el impacto de la Primera Guerra Mundial en Catalunya.