Año 1994. Barcelona. El festival Sónar nacía con el nombre de "Sónar, Advanced Music Meeting." Detrás del proyecto, dos músicos y artistas visuales, Enric Palau y Sergio Caballero, y un periodista musical, Ricard Robles. Los tres se habían conocido en una entrevista unos años antes y se conjuraron para crear un festival de electrónica que plantara cara a la cultural dominante del momento, el bakalao.

Aquella primera edición tuvo lugar entre el CCCB, donde se celebraban conferencias y proyecciones, y la Sala Apolo, ocupada por conciertos y DJ's cada noche de festival. Algunos de los presentes en el cartel de aquel año, se han convertido en indispensables del festival hasta el punto que los podemos encontrar también en el cartel de este 2018, como Laurent Garnier.

Cerraron puertas después de haber recibido la visita de unas 6.000 personas y 40 medios nacionales acreditados. Por un momento en que todavía no existía Internet y la presencia de la música experimental en los medios de comunicación era inexistente, el resultado no estaba mal. Ayuda a hacerse una idea del contexto de aquellos años ver que el Sónar era innovador destacando palabras en su cartel como 'CD-ROM' o 'Internet'.

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Ordenador Macintosh con el CD-ROM del Sónar en el Sonarmatica el año 1995

La fórmula tuvo éxito y los asistentes se duplicaron y triplicaron en las siguientes ediciones. Ante los resultados, la organización siguió apostando por no hacer sólo un festival de música, sino también potenciar la vertiente más profesional y experimental, con exposiciones, networking y actividades participativas.

En 1996, el espacio se amplía hacia el MACBA y la carpa del Poble Espanyol y los escenarios ya están patrocinados por marcas de primera línea como Pioneer o Philips. En tan sólo tres años, el Sónar se había convertido en una cita imprescindible en el calendario de festivales europeos y, con cuatro, llevaban de cabeza de cartel a nombres del nivel de Daft Punk o Dave Clarke. El festival crecía sin cesar y no es de extrañar.

En 1997, el ambiente Sónar empezaba a extenderse aún más por todos los rincones de la ciudad, trasladando el escenario SónarClub al Pabellón de la Mar Bella y triplicando así su aforo. El festival contaba con apoyos del nivel de Apple o MTV.

Crónica del inicio de la segunda edición del festival, el año 1996 / TV3

Antes de acabar el milenio, el festival se va alejando de la estética techno de los 90 para adaptarse a un estilo más provocativo y surrealista que los caracterizaría durante años. Algunos de sus carteles fueron protagonistas de polémicas, como el del año 2000 con dos mujeres rusas con la cabeza bajo tierra. Tanta polémica también les hizo ganar popularidad. Toda publicidad es buena, dicen.

Los tiempos, sin embargo, seguían siendo otros. Si hoy Sónar recoge piezas de todos sus artistas en una lista de Spotify, en el año 2002 las vendía en un pack de dos CDs como merchandising del festival.

Ese mismo año, el Sónar de Noche se trasladaba a la Fira de l'Hospitalet, donde se ha consolidado hasta día de hoy. Este nuevo espacio ha permitido celebrar conciertos de gran formato con un enorme despliegue audiovisual, característica básica del festival, y ampliar mucho el aforo.

En aquel momento se crearon los escenarios con los que todavía ahora se reparten las actuaciones: SonarClub, SonarLab, SonarPub, SonarCar y los clásicos autos de choque. En estos espacios han actuado referentes como Björk, LCD Sound System o The Chemical Brothers, entre muchos otros.

Ya con los nuevos escenarios estrenados, en 2002 el festival da un salto cualitativo y cuantitativo. En aquella edición, consiguieron que el mismo Diego Armando Maradona fuera la cara que promocionara el festival. Un reto que alcanzaron, junto con la organización de nuevas ediciones del festival fuera de Barcelona, empezando por Londres. Más tarde, llegaría a ciudades como Chicago, Buenos Aires, São Paulo, Bogotá, Hong Kong, Nueva York, Seúl o Roma, entre otros.

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Actuación de Symbiz en el Sónar de Hong Kong 2018

Durante la primera década de los 2000, el festival se consolida y se estabiliza en unos 80.000 asistentes. El crecimiento exponencial que había tenido hasta entonces se detiene y hay quien habla de estancamiento en un sector que no da para más. La organización, sin embargo, no se conforma con eso y sigue renovándose.

La siguiente transformación más importante que vive el formato coincide con su vigésimo aniversario, en 2013: el Sónar de Día se traslada a la Feria de plaza España después de diez ediciones entre el CCCB y MACBA. También en esta edición, el Sónar Pro pasa a ser Sónar+D, un paso más en la innovación tecnológica aplicada al mundo de la creatividad audiovisual. Los cambios tuvieron su efecto y la asistencia al festival creció más de 20.000 personas en comparación con el año anterior.

Veinticuatro años después de su nacimiento, el Sónar sigue batiendo récords, como demostró en la última edición con 123.000 asistentes, la cifra más alta de su historia. Lo hace con un cartel más abierto hacia la cultura urbana, con el fichaje de los referentes del 'trap' español, el éxito del momento. Nombres como C. Tangana, Bejo o Bad Gyal revolucionan el Sónar de Día de aquella edición.

Esta semana, el festival encara su 25º aniversario y promete hacerlo muy especial. Ya ha inaugurado una exposición sobre la evolución de su imagen, recuperará propuestas que triunfaron como el escenario Despacio y dedicará su Sónar+D a las últimas innovaciones en realidad virtual y 360º. Todo eso, sin olvidar actuaciones de primera línea como Gorillaz, Thom Yorke o LCD Sound System. Veremos qué frutos recoge.

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Actuación de Fat Freddy's Drop en el SónarPub en la edición de 2017