Tras la alocada trama de la comedia Blades of Glory se esconde el escándalo que protagonizaron las patinadoras Tonya Harding y Nancy Kerrigan.

Producida por Ben Stiller, dirigida por el tándem Josh Gordon y Will Speck y protagonizada por Will Ferrell, Jon Heder, Will Arnett, Amy Poehler, Jenna Fischer y Craig T. Nelson, Blades of Glory es una comedia deliciosamente tonta y alocada sobre la rivalidad entre dos patinadores sobre hielo. El plan perfecto para una noche de sábado que no tienes compañía ni nada mejor que hacer.

Después de pelearse en unos ficticios Juegos Olímpicos de Invierno de 2002, a Chazz Michael Michaels y Jimmy MacElroy se les prohíbe seguir compitiendo en su categoría: individual masculino. Un admirador de Jimmy, sin embargo, descubre que la suspensión no les impide competir juntos. Los antiguos rivales son ahora aliados, pero en su camino hacia la gloria se tropezarán con otra pareja, los hermanos Stranz y Fairchild van Waldenberg, dispuesta a hacer lo que haga falta para conseguir la victoria. Sucesión de gags delirantes, tras esta colección de chistes disparatados se esconde uno de los mayores escándalos en la historia del deporte.

Entre finales de la década de los 80 e inicios de los 90, Tonya Harding y Nancy Kerrigan eran los dos grandes aspirantes a coronarse como reinas del patinaje artístico. Figuras opuestas (Harding era rubia, de origen humilde y estilo intuitivo; Kerrigan, morena, de buena familia y un patinaje de formas clásicas) pero dotadas con la misma habilidad, la suya era una rivalidad que habían alimentado desde que de niñas empezaron a coincidir en competiciones. Un antagonismo, sin embargo, que nunca había traspasado los límites de la pista de hielo.

El 6 de enero de 1994 la ciudad de Detroit acogía los campeonatos americanos de patinaje artístico en los que se decidirían las seleccionadas para los Juegos Olímpicos de Invierno que pocas semanas después se celebrarían en Lillehammer. Kerrigan había acabado sus entrenamientos, cuando de camino a los vestuarios fue agredida por un desconocido, que la golpeó con una barra de metal en una rodilla. La lesión obligó a Kerrigan a abandonar los campeonatos, pero se pudo recuperar a tiempo para asistir a los Juegos, ya que, por milímetros, el golpe no había afectado los ligamentos de la articulación.

Un mes después del ataque, la policía detenía a Shane Stant, un matón de poca monta que no sólo confesó ser el autor del ataque sino que admitió haber sido contratado por Jeff Gillooly y Shawn Eckhardt, respectivamente marido y guardaespaldas de Harding. Al mismo tiempo, Gillooly involucró Harding en la trama para reducir su condena y ella decidió declararse culpable de encubrimiento para evitar ser enviada a la prisión (fue condenada a pagar una multa y a realizar trabajos comunitarios).

Ante un escándalo que parecía un mal guion de una película de mafiosos, el Comité Olímpico de los Estados Unidos intentó expulsar Harding del equipo de patinaje, pero esta apeló. La solución que encontraron fue inscribir a Kerrigan, ya recuperada de la lesión, y dejar en casa a Michelle Kwan, que había quedado segunda tras Harding en los campeonatos nacionales.

Nunca una competición de patinaje artístico sobre hielo ha generado tanta expectativa como la de los juegos de 1994. La morbosidad para ver a las rivales enfrentarse en la pista citó a centenares de periodistas en Lillehammer. Nancy Kerrigan fue recibida como una heroína y consiguió la medalla de plata. Harding no soportó la presión y finalizó en el octavo lugar.

Harding ha tenido una vida convulsa desde entonces. La Federación Americana de Patinaje Artístico la suspendió de por vida declarándola persona non grata. No sería el único ni el más grave de sus problemas. Sin poder patinar, se pasó al boxeo y del ring a los platós de cine para adultos. Declive que se agudizó cuando simuló haber sido secuestrada, tocando fondo definitivamente cuando, borracha, fue detenida por agredir a su pareja.

Mucho más plácida ha sido la vida de Nancy Kerrigan una vez puso fin a su carrera como patinadora. Actualmente vive en Massachusetts donde, a partir de la experiencia de su madre, gestiona una fundación para ayudar a personas invidentes. De vez en cuando también realiza algún cameo en el cine, como el que protagonizó en Blades of Glory.