Joan Jordi Miralles ganó el año pasado el premio Joanot Martorell, que forma parte de los Premis Ciutat de Gandia, con Aglutinació, una novela que se escapa al habitual formato de la novela "de premio": no tiene ningún elemento histórico, no tiene un trasfondo político claro, no es una obra cerrada en que el autor ofrezca su interpretación al lector, no hay héroes, se rechaza cualquier tipo de moralina... Esta novela, atípica en su categoría, ha sido publicada por Edicions 62.

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El emigrante

El protagonista de esta obra escrita en primera persona es un catalán que intenta buscarse la vida en un Londres feroz y carísimo, donde hay todo un submundo de extranjeros que van tirando de trabajillo en trabajillo, durmiendo en rincones turbios, comiendo lo mínimo... Gente sin trabajo fijo, sin domicilio fijo, sin pareja fija, alejados de la familia... Gente de todo el mundo: de Corea, de Australia, de Estados Unidos, de Filipinas, de Galicia... Individuos que son arrastrados por las dinámicas urbanas de Londres y que a pesar de todo tratan de salir adelante con energía, aunque algunas noches acaben durmiendo al raso o pasando las horas en una cafetería. No son individuos con una vida modélica, y sus principios tampoco son muy modélicos. El protagonista compartirá explotación, vida loca y falta de principios con este submundo londinense en el que no importa a nadie. Es, como afirma en algún punto de la novela, "una mierda con patas".

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Alcohol, drogas, sexo...

El Londres de Miralles no es la capital del orden... Los empleadores no respetan la legislaciones laborales, explotan sin principios a los trabajadores extranjeros y pagan en negro. Se realquilan espacios infectos, a precios extraordinarios. La gente se libera de las tensiones con borracheras públicas y vicios ocultos (o con crisis religiosas, cristianas o paranormales). Incluso hay rituales satánicos que acaban con asessinato. El protagonista, como buena parte de los personajes de la novela intenta liberarse de las incertidumbres diarias, de la explotación laboral y de la tensión inherente con una vida alocada. Usará el sexo como vía para desahogarse, se emborrachará con frecuencia y no hará un desplante cuando le ofrezcan drogas...

Sin moral

Aglutinació no es una novela de denuncia; explica muchas situaciones injustas, pero su objetivo no es cambiar el mundo. Tampoco es una novela de lagrimita: no hay sombra de compasión por los personajes; algunos, a pesar de ser víctimas de una situación injusta, son auténticos desalmados. El centro de la novela es la psique del protagonista, que huye de un secreto extraño, y acaba inmerso en este zoo humano que es el Londres de los más marginados. El eje de la trama es la situación de desorientación, caos y vacío que afecta al protagonista, y también al universo que lo rodea, un universo hecho por personajes que aparecen de repente y desaparecen sin dejar rastro, porque no cuentan para nada, porque nada les une más allá del torrente que les lleva y que más adelante les separa...

Contundente

Aglutinación tiene un cierto aire démodé. No es exactamente escritura automática de los años sesenta, pero tiene alguna influencia de ella. Es un libro escrito con fuerza, dejándose llevar por la historia, sin repensárselo mucho... Pero la falta de una estructura clara encaja perfectamente con la trama: la confusión del personaje es reflejada en la evolución errática de la historia, que avanza y retrocede sin rumbo. La novela de Joan Jordi Miralles es de una gran contundencia y nos guía por los submundos, no sólo de la ciudad de Londres, sino también del alma humana cuando el cuerpo está sometido a unas condiciones degradantes. Aglutinació es una novela trepitante, difícil de dejar a medias. En este caso, el hedor de los barrios bajos de Londres es una oleada de aire fresco para la literatura catalana.