Barcelona ha anunciado que emprenderá medidas contra el sinhogarismo. El gobierno de Ada Colau pondrá en marcha un plan integral contra este drama social, después de constatar que en los últimos ocho años el número de personas sin hogar se ha incrementado un 60%, mientras que la cifra de sin techo lo ha hecho en un 37%. El plan especial, con una inversión de cinco millones de euros, pretende mejorar las condiciones de vida de estos dos colectivos. Sin embargo, ¿cuáles son las principales diferencias entre una persona sin techo y una sin hogar? Y más todavía, ¿existe alguna relación entre los dos conceptos?

¿Qué es un techo? ¿Y un hogar?

En primer lugar, es importante entender la diferencia entre lo que se considera techo y lo que es un hogar. Un techo es un lugar donde estar a cubierto de las inclemencias del tiempo, es decir, permite cobijarse, pero no significa que se trate de un espacio de pertenencia o integración. En cambio, un hogar es vivienda familiar y las personas que residen en ella comparten presupuesto y alimentos. Se entiende que para que un hogar sea considerado como tal es necesario que la vivienda reúna las condiciones necesarias para que la persona pueda vivir con calidad de vida y dignidad.

Aunque el hogar es un derecho reconocido por la Constitución española y también por la declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, hay centenares de personas en Barcelona que duermen en la calle o que tienen que acudir a centros de ayuda para poder dormir bajo un techo.

El sinhogarismo engloba a los sin techo

Según la Tipología Europea de Sinhogarismo (ETHOS), el sin techo engloba diferentes grupos de personas en situación de exclusión social que no tienen garantizado un espacio para vivir con dignidad. Así pues, el sinhogarismo incluye a las personas sin techo, aquellas que pernoctan en la vía pública o en equipamientos de atención nocturna, las personas sin vivienda, aquellos que viven en centros residenciales, las personas con vivienda que reciben el apoyo de una entidad o de la administración, entre otros.

Por lo tanto, es posible que la persona sin hogar tenga una vivienda disponible pero que ésta no sea suficiente para vivir con seguridad, privacidad y en condiciones dignas.

Así pues, la persona sin techo forma parte del sinhogarismo, o dicho de otra manera: todos los sin techo son sin hogar, pero no todos los sin hogar son sin techo. Más en concreto, el sin techo es aquella persona que vive en un espacio público y que no tiene vivienda disponible, o bien que pernocta en un albergue por las noches pero se ve obligado a pasar el resto del día en el espacio público.