El gobierno de Barcelona y el Gremio de Restauración han llegado a un acuerdo para modificar a la actual ordenanza de terrazas de forma que sea más flexible, más comprensible y aplicable, adaptándose a las necesidades reales de los vecinos, de los restauradores y de los distritos.

La ordenanza mantendrá criterios mínimos para toda la ciudad, pero al mismo tiempo permitirá la definición de condiciones específicas y la definición de zonas singulares. El acuerdo lo ha presentado hoy la alcaldesa, Ada Colau, y el presidente del Gremio, Pere Chias, después de una reunión con los grupos municipales, que ya han sido informados del acuerdo.

Algunos de los puntos más polémicos han sido flexibilizados en el nueve redactado, como las distancias entre las mesas y los elementos urbanos y el empleo máximo de la acera. Además, las licencias previas a 2014 no tendrán que reformar los lavabos para seguir teniendo terraza y se acaba con las ordenaciones singulares en un plazo máximo de dos años, algunas de ellas judicializadas.

En su lugar se crea la figura de las zonas de criterios territoriales. Colau ha constatado que este principio de acuerdo "da tranquilidad y estabilidad a un sector primordial". El director general del Gremio, Roger Pallarols, ha destacado que por fin "se entierra definitivamente el conflicto". El gobierno quiere que la ordenanza quede modificada definitivamente en marzo.