El concejal de la CUP en Barcelona, Josep Garganté, se ha despedido este viernes en su último pleno municipal después de prácticamente dos años en el Ayuntamiento de Barcelona, una "institución burguesa que es parte del problema y no de la solución".

En su último pleno, Garganté ha asegurado que el único camino de lucha es la calle y los lugares de ocupación y estudio: "Nada cambia hasta que no lo hacemos cambiar. Nos vemos en las calles, las movilizaciones y los piquetes, donde todo empieza. Viva el pueblo, y arriba los que luchan".

Garganté también ha tenido palabras de elogio para los vecinos que, "gobierne quien gobierne, continúan al pie del cañón", a la izquierda independentista y a los trabajadores externalizados del Ayuntamiento que, con su trabajo, "hacen más soportable el consistorio".

En su despido, Garganté ha aprovechado para tener un recuerdo hacia las presas Marina Bernadó y Lola López, acusadas de estar vinculadas con ETA, a los técnicos del grupo municipal, a las dos ediles del grupo, Maria José Lecha y Maria Rovira, y a los miembros de la CUP Capgirem en los barrios que "han dado apoyo, ayudado y puesto las pilas" a los ediles cuando ha sido necesario.

El sustituto de Garganté en las filas municipales todavía no está decidido pero se oficializará al pleno de junio.