¿Cómo puede ser que usuarios de las redes, colgando sus vídeos, tengan millones de seguidores, y como consecuencia sean cotizados por las marcas? Esto es lo que ha intentado responder el 30 Minuts (TV3) de este domingo, dedicado al fenómeno de los youtubers.

Las explicaciones las han dado los mismos protagonistas, los youtubers (o influencers), un fenómeno que muestra la ruptura total entre la sociedad analógica -los mayores- y la digital -los más jóvenes.

Un buen ejemplo, el Rubius. Casi 25 millones de seguidores en Youtube -más de tres veces la población de Catalunya-, entre los que hay sobre todo numerosos jóvenes de España y Latinoamérica:

Así, es un total desconocido entre los padres y abuelos de los mismos seguidores:

¿Qué significa ser un youtuber? Lo confiesan los mismos protagonistas.

Auronplay

Con 5.700.000 suscriptores, los vídeos de Auronplay son de los más famosos de youtube en toda España. Él define esta popularidad como una "pérdida total de la intimidad", y asegura que tiene que vigilar con lo que dice en los vídeos, porque determinadas bromas podrían ser tomadas en serio por algunos fans. "Tú dices que quemen una papelera y algunos seguramente lo harán", cuenta.

Celopan

Natural de Olot (Barcelona), tiene sólo 20 años, acumula 2.050.000 suscriptores y ya ha publicado dos libros. El equipo de 30 minuts lo ha acompañado a un encuentro con los fans en el centro comercial La Maquinista (Barcelona). Cola larguísima llena de adolescentes esperando desde hace horas, algunos con lágrimas en los ojos. Al joven le cuesta creer lo que está viviendo.

Dulceida

Tiene menos seguidores en Youtube que los anteriores (1.260.000), pero es tanto o más conocida, y es que se está volviendo una de las celebrities de la prensa del corazón. "Es precioso, pero al mismo tiempo cansa", afirma Dulceida sobre su modo de vida. Según cuenta su madre -que siempre la acompaña-, esta influencer da trabajo a ni más ni menos que ocho personas. Lo peor, explica la progenitora, es el estrés. "Mi hija a veces ha tenido ataques de ansiedad", sentencia.

 

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Jordi Wild (El rincón de Giorgio)

Con 6.600.000 suscriptores, el también barcelonés Jordi Wild se dio cuenta de que era una "estrella" cuando veía colas de fans esperándolo. Tiene la mitad de seguidores en Latinoamérica, y afirma que "ya me puedo morir" después de su viaje a Buenos Aires, donde actuó ante 20.000 personas. Todavía lo cuenta impresionado.

"La gente se piensa que somos cuatro tontos", afirma Wild, que reta a los que piensan así: "que lo prueben y verán que quizás no es una tontería", asegura.

Wismichu

Con 5.780.000 seguidores, el gallego establecido en Barcelona, Wismichu, critica el prejuicio de la gente contra los youtubers. "Algunos padres de mis amigos preferirían que su hijo fuera terrorista a youtuber", asegura, y señala los medios de comunicación son los responsables de esta concepción.

Aunque no se ve mucho más años de influencer, valora ahora el calor de los seguidores: "te ven como un colega más", afirma.

Así, youtubers hay de todo los tipos y edades, y parece que el sector todavía no ha tocado techo. El representante de Auronplay i Wismichu, Luis de Val, resume el trabajo de todos ellos en una frase: "trabajamos para que esto no sea una burbuja, si no una realidad". El tiempo dirá.