Tamara Falcó está feliz, enamorada, contenta y se le nota. Tanto, que si antes procuraba quedar siempre perfecta y radiante en las fotografías, por eso de encontrar pretendientes, ahora ya no es así. Prueba de ello, la última captura que se ha publicado de la hija de Isabel Preysler, en donde luce irreconocible, como nunca antes la has visto. La colaboradora de El Hormiguero presume de su verdadera cara al natural, sin maquillaje, ni trampa ni cartón. Una estampa que seguro impacta a más de uno, pero no a Íñigo Onieva, su ingeniero favorito, quien desde hace meses ocupa su corazón. 

Tamara Falcó, Instagram

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"Relax, it's your time", escribe la hija de la Preysler, en sus redes sociales, demostrando su alto nivel de inglés. Un mensaje que se traduce a "Relájate, ahora es tu momento", y que acompaña una estampa que seguro da muchísimo que hablar. En ella, la ya Marquesa de Griñón, título que ha heredado de su difunto padre, luce tumbada en el sofá de su mansión, enfundada en un pijama azul marino y el pelo envuelto en una toalla blanca. Un retrato, supuestamente muy espontáneo, en el que Falcó disfruta de un momento de paz, antes de empezar su ajetreado día, tomándose una buena taza de café. La dura vida.

Tamara Falcó, Instagram

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Entre los comentarios que le han hecho llegar destacan los siguientes: "¿Estresada? Coge el metro todos los días por la mañana" o "Relájate porque saltarte el confinamiento perimetral con tu churri tiene que ser agotador". Y es que últimamente, al igual que Victoria Federica, Tamara Falcó no para de liarla parda con el tema del coronavirus. La hija de la Preysler no se ha parado de saltar las medidas impuestas por el Gobierno para frenar la pandemia y contagios. La última vez que ha hecho lo que le ha dado la real gana ha sido durante el puente de la Constitución, yéndose hasta Ronda, Málaga, pese a vivir en Madrid y no poder salir de la capital. "Tengo un salvoconducto. Las salidas están más que justificadas", argumentó el jueves 10 de diciembre a su paso por el programa de Pablo Motos. Nada más que añadir, señoría.