Mientras el país celebraba con flores, desayunos y abrazos uno de los días más especiales del calendario, Tamara Falcó vivía un auténtico calvario emocional. La hija de Isabel Preysler, acostumbrada a proyectar una imagen serena y radiante, no pudo contener las lágrimas en este Día de la Madre 2025, un 4 de mayo que dejó más penas que alegrías. A pesar de compartir una tierna publicación en Instagram en honor a su madre, fuentes cercanas confirman que Tamara pasó el día llorando desconsoladamente, consumida por el dolor de no haber logrado aún cumplir su mayor deseo: ser madre.

Detrás de las dulces palabras dirigidas a Isabel, en las que le agradece “por todo lo que has hecho por mí. Por tu lucha, tu entrega, por tantos sacrificios silenciosos, y por estar siempre, apoyándome y diciendo las cosas como son", se esconde una verdad cruda. Tamara, a sus 43 años, enfrenta serias dificultades para quedarse embarazada, una realidad que la golpea con más fuerza en días como este. Aunque ha intentado mantener el optimismo y ha hablado de sus tratamientos de fertilidad —como la controvertida naprotecnología, que excluye técnicas como la fecundación in vitro—, cada intento fallido supone una nueva herida emocional.

Tamara Falcó   Instagram (1)
Tamara Falcó / Instagram

Tamara Falcó y el peso de una maternidad imposible

Lejos de la imagen idílica que proyecta en los eventos y redes sociales, Tamara se está desmoronando. Personas de su entorno más íntimo aseguran que la marquesa de Griñón llora en silencio cada mes que pasa sin lograr concebir, sumida en una mezcla de frustración, ansiedad y tristeza. Aunque en entrevistas afirma no sentirse presionada y confiar plenamente en la voluntad divina, lo cierto es que la maternidad se ha convertido en una obsesión silenciosa que le roba la paz.

La presión social no ha ayudado. Ser hija de Isabel Preysler y casarse con Íñigo Onieva no ha hecho más que alimentar las expectativas públicas. Tamara quería convertirse en madre pronto tras su boda, pero los resultados no han llegado, y el tiempo juega en su contra. Detrás de su discurso de aceptación, se esconde una mujer que lucha contra una realidad que no logra cambiar.

Tensión en su matrimonio: ¿una crisis silenciosa con Íñigo Onieva?

Pero no solo la maternidad es fuente de angustia. Fuentes cercanas revelan que la relación entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva atraviesa un momento extremadamente delicado. Aunque públicamente muestran complicidad y afecto, la tensión puertas adentro es palpable. Las discusiones sobre el embarazo, las opciones descartadas por razones religiosas y el estrés emocional que Tamara arrastra, están comenzando a deteriorar su convivencia de forma alarmante.

Íñigo Onieva y Tamara Falcó / GTRES
Íñigo Onieva y Tamara Falcó / GTRES

Se comenta que Íñigo ha sido directo con ella, recordándole que el tiempo es un factor decisivo y que, si rechaza alternativas como la adopción o la subrogación, las posibilidades reales se reducen drásticamente. Una confrontación que ha provocado lágrimas, distancia y un desgaste emocional constante en la pareja, que intenta mantenerse unida, aunque la sombra del fracaso reproductivo se cierne sobre ellos.

Y aunque Tamara Falcó ha intentado aferrarse a su fe y al discurso de que la felicidad puede encontrarse en otros caminos, el vacío de la maternidad no consumada pesa más de lo que puede admitir ante cámaras. Sus publicaciones en redes, cuidadosamente editadas, contrastan con la oscuridad emocional que la invade en privado.