El programa de Susanna Griso ha dedicado unos minutos a una polémica unionista: el sábado pasado un grupo de 17 personas esperaBA para comer en un restaurante de Ripoll lleno a tope, La Barricona. Como hace rato que se esperan uno de los visitantes pide enchufar el cargador del móvil a la red y la camarera le dice que su ropa, una camiseta blanca con un logo de España, "la pone nerviosa". Los comensales se levantan y se van. Cuelgan un comentario contra el restaurante en las redes que les contesta así:

En manos de Espejo público, un complot antiespañol y proetarra. El colaborador de Griso, el catalán próximo a Ciudadanos Albert Castilón, ve la sombra de ETA:  "Es propiedad de un detenido por colaborar con ETA. Con el comando Barcelona que mató a Lluch y quiso matar a Luis del Olmo. Quien lleva el restaurante envió una bolsa con explosivos y armas cortas. Lo detuvieron cuando okupaba una casa. Este es el perfil de quien regenta ese restaurante. Que echa a alguien con una banderita española en el polo... Que se aplique el delito de odio. Me recuerda a la Alabama de los años 50 cuando se lo hacían a los negros en el sur de EE.UU.".

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El local ha echado un comunicado para negar que echara a nadie sino que los comensales se marcharon porque hacía demasiado rato que esperaban. Una mala reseña en Tripadvisor acaba en manos de la fiscalía según Castillón, por odio. Lo que ha molestado al programa de Griso es que el comunicado reivindique la libertad para los presos políticos y exiliados. Son una cooperativa y en la web tienen proclamas como "No nos Gustan las cervezas industriales porque hacen la barriga grande y salen por la nariz". Sediciosos.

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Griso ve "Boicot a la bandera". Castillón delito de odio y ETA. El común de los mortales ve un restaurante en Ripoll lleno hasta los topes a la hora de comer de un sábado y un grupo de 17 que no tenían mesa reservada. En lugar de bandera de España en la camiseta deberían llevar escrito "No comeremos en ningún sitio".