La figura de Mounir Nasraoui, padre de Lamine Yamal, vuelve a estar rodeada de polémica. Tras meses de titulares por su temperamento y sus constantes apariciones en redes sociales, ahora el foco se traslada a su vida en Pedralbes, uno de los barrios más exclusivos de Barcelona. Allí, según cuentan algunos vecinos, su comportamiento ha empezado a incomodar a más de uno.
El cambio de vida de Mounir fue radical. Pasó de un entorno humilde en Rocafonda a una zona donde predominan la tranquilidad y el anonimato. Sin embargo, su llegada no ha pasado desapercibida. Quienes viven cerca aseguran que el padre del joven crack del Barça mantiene un estilo de vida ruidoso, con visitas constantes, coches de alta gama aparcados frente al edificio y fiestas que se alargan hasta la madrugada.

El episodio del apuñalamiento aun colea
El episodio ocurrido el 14 de agosto de 2024 en Mataró sigue marcando su imagen pública. Aquella tarde terminó apuñalado tras una discusión que se descontroló. Lo que parecía un caso claro de agresión se complicó cuando los jueces decidieron investigarlo también a él por una presunta pelea previa. Desde entonces, Mounir intenta mostrar otra cara, pero los ecos de aquel altercado siguen persiguiéndolo.
En el Juzgado de Instrucción número 3 de Mataró, Nasraoui negó haber agredido a nadie. Aseguró que solo se defendió. Sin embargo, los testimonios son contradictorios. Algunos testigos afirman que él fue quien golpeó primero, fracturando el tabique nasal del joven que luego lo apuñaló. Un relato que complica su situación judicial y que, inevitablemente, afecta también a la imagen de su hijo, estrella emergente del FC Barcelona.
Mounir Nasraoui no pasa desapercibido en Pedralbes
Lejos de mantener un perfil bajo mientras avanza el proceso, Mounir ha seguido siendo muy activo en redes sociales. Publica vídeos cocinando, opinando sobre fútbol o respondiendo a las críticas. A menudo lo hace con un tono provocador, lo que ha generado rechazo incluso dentro del entorno culé. En Pedralbes, su actitud tampoco ha pasado inadvertida.
Otros residentes de la zona aseguran que lo han visto discutir en plena calle, hablar a gritos por teléfono o grabar vídeos en espacios comunes. Algunos incluso temen que la inseguridad de Rocafonda o parte de ella se traslade a las calles de esta zona alta de Barcelona. En privado, algunos vecinos aseguran que preferirían perderlo de vista.

El contraste entre la vida tranquila del barrio y el carácter explosivo de Mounir es cada vez más evidente. Mientras su hijo sigue concentrado en consolidarse en el Barça, el comportamiento de su padre amenaza con generar nuevas tensiones mediáticas.
Por ahora, Mounir Nasraoui no parece dispuesto a cambiar. Se siente orgulloso de su hijo y convencido de que puede actuar como quiera. Pero en Pedralbes, donde la discreción es ley, su presencia empieza a ser vista más como una molestia que como un privilegio.