Aquí hay tomate fue una revolución en el mundo de la TV. Los programas de corazón siempre habían existido pero Telecinco hizo evolucionar el formato de la mano de Óscar Cornejo y Adrián Madrid. De aquel éxito surge La Fábrica de la Tele, su exitosa productora. Sálvame es un espacio familiar comparado con la revolución del Tomate. Si se moría Rocío Jurado y a su viudo casi lo mata un toro mientras toreaba, titulaban "Ortega, más busca de Rocío" con música de miedo e imágenes de la cogida. Si el entonces jefe del Estado tenía amigas especiales, titulaban sobre las amantes del Rey cuando ninguna TV osaba hacerlo. Las presiones acabaron llegando a Paolo Vasile que lo fulminó y envió a los presentadores al paro. Carmen Alcayde todavía no ha levantado pero Jorge Javier es una estrella. Y ahora recuerda cómo vivió aquel momento el año 2008.

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Las fotos son del badalonés en la playa de la Barceloneta con su entonces novio, Paco, y su amigo y productor Adrián Madrid. Ilustran cómo vivía Jorge, como un barcelonés más. Los paparazzis lo fotografiaban en traje de baño cerca del mar. Vázquez explica en su blog en Lecturas:  "Acabó el Tomate y mi futuro profesional no es que fuera negro. No era. No existía. No sabían qué hacer conmigo en la cadena. Al día siguiente cogí un puente aéreo (...) me trasladé a vivir a Barcelona porque en Telecinco tenía poco que hacer. Alquilamos un piso en plena Gran Via (de les Corts Catalanes) y yo intenté por todos los medios convertirme en un amo de casa ejemplar pero no lo conseguí. Un día el lavavajillas empezó a vomitar agua con tanta fuerza que a punto estuvo de inundar el edificio entero. Pasé un buen rato contemplando el desaguisado, sin saber qué hacer, aguantándome las ganas de llorar"

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Amo de casa, en paro, incapaz de lavar platos y con ganas de llorar. No es un capítulo de Mujeres desesperadas sino la vida barcelonesa de Jorge. Habla de cómo le sedujo la idea del 'suicidio' a fuego lento: "Momentos en los que tuve ganas de huir, de desaparecer, de dejarlo todo. Épocas en las que me castigaba, odiaba mi trabajo y coqueteaba con la autodestrucción". El final ya lo saben, acaba bien: "Poco a poco me hice a Barcelona y llegué a ser muy feliz. Me compré una bicicleta". Ahora es uno de los grandes presentadores de la TV y triunfa en el teatro.

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Quienes han visto o leído sus obras autobiográficas conocen cómo Jorge Javier frecuentaba locales de ambiente gay en Barcelona, que perdió la virginidad con un chapero o cómo alargó las noches consumiendo diferentes sustancias. Ahora es un hombre de 48 años que ama los perros y su trabajo en el teatro musical. No tiene que recurrir a la prostitución ni a la noche para realizarse. Su etapa catalana queda lejos y ahora la terapia la hace explicándose él mismo en su blog. Valiente.