De una boda sale otra boda y de una gala independentista sale una boda de dos gays madrileños con la senyera. Así de eufóricos han salido los directores de La llamada, mejor película por votación popular. Después de darse besos al lado de Dulceida y su novia, el mundo LGTB y el independentista se dan de la mano. En una entrevista a El Mundo afirman: En mi boda me encantaría vestirme de mujer (Javi Ambrossi). I Javi Calvo, el de Física o química, remacha el clavo: "Té voy en dar un titular: En la boda iré vestido cono la bandera de España" y el que irá de mujer añade "Y yo, con la de Cataluña". Lo remata Calvo "Los dos, con palabra de honor". El escote.

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El hecho que vivan durante la semana en Barcelona como profesores de interpretación de OT les ha hecho entender mejor el procés y no tienen problemas para envolverse con la bandera catalana. De la estelada ni hablar. Ya tuvieron una agresión homófoba, no necesitan una agresión unionista. El sábado podrían sumar el tercer fin de semana recogiendo premio por su película: el Feroz,  el Gaudí y el Goya. Un triplete para un musical de monjas y chicas de campamentos que triunfa en el teatro y en el cine. El discurso de los Gaudí fue hilarante: no les correspondía estatuilla sino un diploma negro escrito a mano.

Uno de los momentos inesperados fue cuando agradecieron el premio a uno de sus productores: Jorge Javier Vázquez "uno de los tíos más generosos que conocemos". La última vez que alguien hizo eso, citar al de Sálvame en unos premios, le silbaron, cosa que provocó pánico a las galas en J.J. Pero la platea de los Gaudí fue respetuosa con alguien que pone dinero para hacer películas. No están los tiempos para silbar productores de cine. Sólo a Harvey Wenstein y por acosador sexual.