En España hay series que marcaron a toda una generación y que, aunque ya no estén tan presentes como antes, siguen muy vivas en la memoria colectiva. Su regreso a las plataformas de streaming ha contribuido mucho a ello. Ahí están los casos de Aquí no hay quien viva, que ha recuperado una popularidad enorme, o Médico de familia, uno de los mayores fenómenos televisivos de nuestro país. Ahora que Netflix la ha incorporado a su catálogo, vuelve a despertar interés, pese a que algunas tramas hayan envejecido regular. Aun así, sigue siendo una de las producciones más influyentes de nuestra ficción.
Y no es para menos: fue un auténtico éxito. Resultaba difícil encontrar una familia en España que no hubiera visto al menos un episodio de la serie creada por Daniel Écija. Durante sus nueve temporadas, emitidas entre 1995 y 1999, reunió audiencias que hoy parecen imposibles. De hecho, es la serie española con mejor media de espectadores de nuestra historia. A lo largo de sus 119 capítulos, con Emilio Aragón como protagonista, compartieron pantalla actores tan conocidos como Lydia Bosch, Ana Duato o Gemma Cuervo.

Los cameos de la serie también dejaron huella. Hasta Britney Spears apareció en un episodio, una anécdota que cada cierto tiempo vuelve a circular por redes y se hace viral. Cada semana medio país se sentaba a verla, soñando con que La Juani fuera parte de la familia, que Gertru nos cuidara como enfermera, o que Marcial fuera ese amigo imprescindible. Y muchos se enamoraron del personaje de Alberto, el sobrino de Nacho Martín interpretado por Iván Santos.
Iván Santos, madrileño de Torrejón de Ardoz, ya había pasado por otras ficciones antes de llegar a Médico de familia. Participó en Mar de dudas y en Todos los hombres sois iguales, junto a Josema Yuste y Tito Valverde. Pero fue su papel como Alberto, ese adolescente serio pero con tendencia a meterse en líos, el que le dio verdadera proyección. Su personaje servía además para transmitir muchas de las moralejas familiares que caracterizaban la serie. Años después, el propio actor contaría en una entrevista con 20 Minutos lo que supuso la serie en su vida.
“Me cambió la vida para bien”, confesaba. “Me ayudó a centrar mi formación en la interpretación. Y en lo personal, permitió a mi familia salir de una situación económica muy complicada tras el cierre del negocio de mis padres”. Pero también reconocía la parte difícil: no es sencillo pasar de ser un rostro muy conocido a desaparecer casi por completo, menos aún siendo tan joven.
Iván Santos desapareció de la televisión
“Entendí que nadie es imprescindible, que sin constancia no hay trabajo que aguante y que las cosas no llegan porque sí”, explicaba. Recordaba además lo duro que fue el proceso de selección: “Fue el casting más largo de mi vida. Un año entero de pruebas, ocho castings y unas 3.000 personas optando al papel”. Admitía que nunca imaginó acabar seleccionado entre tantos actores con talento. Aquel proyecto fue, según sus palabras, el inicio real de su carrera.
Sin embargo, como ocurre tantas veces en esa profesión, la interpretación fue ocupando un lugar cada vez más pequeño en su vida tras el final de Médico de familia. Su siguiente papel llegó en Géminis, venganza de amor, una adaptación de una telenovela venezolana para TVE que estuvo en antena casi 200 episodios. Su personaje, Tobías, tenía una presencia más discreta.
Después apareció en Hospital Central, pero tras ese trabajo no volvió a la televisión, salvo en el reencuentro del elenco de Médico de familia en Qué tiempo tan feliz junto a María Teresa Campos. En 2009 participó en la obra teatral Terrorífica fiesta del pijama en el teatro Victoria y también trabajó como profesor de interpretación en el Ayuntamiento de Barajas de Melo (Cuenca). Con el tiempo se fue alejando del mundo artístico y, de hecho, sus redes sociales no se actualizan desde 2018.
