Desde la pasada comparecencia de José María Aznar en la comisión de investigación de la supuesta financiación irregular del PP, han salido de debajo de la alfombra adláteres y palmeros del expresidente del gobierno a una velocidad de crucero. Bien, han salido defensores de Aznar y críticos con Rufián en la misma proporción.

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El diputado de ERC en el Congreso hizo removerse en su silla a un hombre que se mostró chulesco y retador desde su silla de citado a declarar. Un Aznar prepotente que a Pablo Iglesias le echó en cara la situación de sus hijos prematuros y a Rufián le dijo "golpista".

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Rufián, impertérrito y tranquilo. Lo mismo que demostró el día después cuándo fue careado con Arcadi Espada después de que este escribiera un texto indignante sobre él: "La polla, mariconazo, cómo prefieres comérmela, ¿de un golpe o por tiempos?".

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También enseñó la patita Hermann Tertsch despreciando a la periodista catalana Àngels Barceló por criticar a Aznar. Pero faltaba el defensor de las causas perdidas, el oráculo de la derecha radiofónica, Federico Jiménez Losantos. Y por lo que ha dicho en su programa de esRadio, el pim-pam-pum al muñeco contra Gabriel Rufián empezado por Espada no ha hecho más que continuar. Y con el mismo tono grosero y repulsivo, haciendo un análisis físico más que  político. Losantos no le ha dicho a Rufián que le coma nada, al contrario, le ha aconsejado implícitamente que adelgace porque le ha visto pasado de peso. Además, de rebote se ha ensañado con el político y ha faltado a un tercero: "Parece Carmen de Mairena, está gordo como un tudesco. Este verano ha venido como una bola".

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No han acabado aquí los insultos sobre su aspecto: "Ya puede raparse por aquí (por la cabeza) porque le sale la molla por todos lados. Y lerdo, pero vamos, leeeerdo". En la misma línea también se ha referido a Pablo Iglesias, de a quien ha dicho: "está gordito, me alegro de que no le haya sentado mal la lactancia, pero gordito y todo, sonreía". Unas palabras que rápidamente han corrido a aplaudir con las orejas personajes como Alfonso Rojo:

Losantos quizás no está obeso... Pero en su cuerpo no le cabe más bilis, tiene el buche cargado.