Si la palabra urbanita tuviera que ir ligada a un nombre y apellidos seguramente serían los suyos. Nacido en Barcelona, Òscar Broc destaca por su carácter cercano, curioso y cosmopolita. Ah, y por estar en contra de la gentrificación. Y es que el periodista es un enamorado de la ciudad condal, pese a que en 2012 debutase como escritor con el libro ‘Barcelona es una mierda’. Una obra cuyo título, confiesa entre risas, se debe a la idea que tuvo su editor, Dídac Aparicio, “para que llamase la atención”.

Radio, prensa o televisión. No hay medio que se le resista. Aunque, tal y como confiesa en esta entrevista para En Blau, si tuviese que elegir se quedaría “siempre, siempre, siempre” con la prensa escrita porque “es muy gratificante y todas las satisfacciones personales me vienen por ese lado”. Pues cuando escribe se entrega hasta la última palabra e incluso pone en riesgo su vida. Prueba de ello, el artículo que escribió sobre los bocadillos más grasientos de Barcelona. Bocadillos que, por cierto, saboreó hasta la última miga. Y es que “el periodismo gonzo” le encanta. Pero Broc no solo es amante del buen comer, sino que también es un fanático de los cómics y opina sobre televisión sin tapujo alguno.

Òscar, para ti, ¿qué suponen los cómics?

Para mí tienen un valor sentimental incalculable, son el medio de expresión definitivo y no hay nada que se les acerque. No me enseñaron a leer con un cómic, pero casi. De hecho, mi madre reforzaba mis clases de lectura con cómics de Batman y creo que me dejaron marcado, puesto que leer cómics es un hábito que tengo desde pequeño. En casa tengo muchos cómics, te hablo de estanterías llenas porque los guardo desde que tengo doce años.

¿Crees que el cómic está cayendo en desuso?

Para nada. Creo que es un mercado que cada vez va a más, que aporta más beneficio y que se ha revalorizado. Solo tienes que pasearte por las tiendas de cómics y ver la cantidad inhumana de novedades que se publican cada mes. Lo mismo con el manga, que es un mercado que da muchos beneficios. Prueba de ello es la cantidad de gente que cada año visita el Salón del Manga de Barcelona. Es un medio con muy buena salud.

¿Qué cómic recomendarías y por qué?

‘Batman Dark Knight’, de Frank Miller. Es un cómic maravilloso, de los años ochenta, en donde vemos a un Batman de sesenta años, totalmente roto físicamente, que vuelve a ponerse el disfraz para luchar contra una amenaza. Es toda una obra maestra.

Tu otra gran afición es la comida, ¿de dónde te viene esa pasión?

Es una pasión que tengo desde que empecé a ganar dinero porque, evidentemente, ir de restaurantes es una cosa que no puedes hacer a menos que tengas ingresos económicos. Es una putada, pero es así. Hace ya varios años que me dedico a recorrer restaurantes, aunque también lo hago por trabajo, y la verdad es que me aporta mucho porque me permite juntar mi pasión por la comida con el periodismo. Me gusta mucho ir de restaurantes, comer fuera de casa y escribir sobre ello.

 

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¿Cuál es el peor que has probado y cómo fue la experiencia?

Es algo que tengo bastante presente [ríe]. Los de ‘El Comidista’ me encargaron un artículo sobre los cuatro restaurantes con peor puntuación, según TripAdvisor, de la Rambla de Barcelona. Es decir, lo peor de lo peor. Y efectivamente lo comprobé. Una de las cosas que más me impactó fue unas albóndigas con sepia que me pedí en un restaurante que estaba muy cerca de las Drassanes. Tuve que devolverlas porque no es que estuvieran malas, sino que eran vomitivas y no podía masticarlas. Era como intentar masticar pelotas de goma. De hecho, el camarero, a la hora de traerme la cuenta, ni tan siquiera incluyó las albóndigas porque, imagino, se dio cuenta de que me dieron una auténtica mierda.

Los días posteriores a estos festines culinarios, ¿cómo te encuentras?

[Ríe]. He de confesar que sales bastante más pesado y notas que tu nivel de colesterol está por las nubes. Entonces, lo que tienes que hacer, o por lo menos lo que yo hago, es dedicarte unos cuantos días a comer verdura y a depurarte.

¿Qué piensas de la fiebre ‘foodie’?

En cierta manera, creo que es una etiqueta que se ha intentado ridiculizar por la parte más purista, de la vieja escuela. Es decir, por aquella gente que se consideran grandes gastrónomos o sibaritas, cuando después tampoco hay para tanto. 

¿Nos estamos volviendo unos ‘foodies’ sin saberlo?

Posiblemente se haya descontrolado la tendencia ‘foodie’, pero si esto se traduce a un aumento en la calidad de la comida, de los restaurantes y en la creatividad de los cocineros, bienvenida sea la revolución ‘foodie’. A mí no me molesta que la gente suba fotos de comida en Instagram porque cada uno tiene derecho a compartir lo que le dé la real gana. Es como la gente que comparte fotos de libros o películas, y nadie les pone ninguna etiqueta. Sinceramente creo que la “rabia” que hay hacia los ‘foodies’ viene, con perdón, del sector del periodismo gastronómico. Lo entiendo, pero creo que es algo bastante injusto.

¿Qué te parece esta nueva tendencia de abrir cada vez más restaurantes?

Pienso que si en Barcelona no existe una burbuja sobre este tema, se está haciendo y la situación no se puede sostener. Cada semana hay cinco aperturas importantes, con grandes inversiones detrás y con cocina creativa. Pero claro, ¿qué pasa con todo esto? Pues que no hay más lugar. Es decir, a medida que se van abriendo nuevos restaurantes, van cerrando otros. Y muchos de los restaurantes que cierran tienen poca vida porque no han podido asentarse.

Además, y referente a esta burbuja, se tiene que decir otra cosa. Se han abierto varios restaurantes de gente que no sabe de restauración, pero que se atreven con un restaurante pensando que sabrán manejar la situación y después se dan de cruces con la realidad. Es decir, muchos inversores, sin idea de restauración, han puesto mucho dinero en espacios donde la cocina es una mierda, por mucho diseño y tecnología que tengan. Es gente a la que le da igual abrir un restaurante y tener que cerrarlo al cabo de un año.

¿Qué restaurante recomendarías para las calurosas noches de verano en Barcelona? 

No tengo ninguna duda. Mi restaurante favorito en Barcelona es uno que se llama ‘Dos Pebrots’. Para mí es un restaurante absolutamente increíble, al que habré ido unas doce veces o más. Es un sitio que tiene uno de los mejores chefs que he visto en mi vida, y se dedican a coger recetas tradicionales mediterráneas y las actualizan acorde a nuestro tiempo. Es maravilloso y no es caro. Para mí es el mejor restaurante de Barcelona, o por lo menos del Raval.

 

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Como crítico de televisión, ¿qué piensas sobre los programas de cocina?

Hay programas que están muy bien y otros que son vomitivos. Por ejemplo, Joc de Cartes es un programa que creo que funciona, que está bien hecho, que juega con los restaurantes y que respeta la cocina pero a la vez la convierte en un espectáculo televisivo. Además, el presentador está muy bien y es fiable.

Por otro lado, el programa Mi madre cocina mejor que la tuya me parece horrible. Creo que la cocina no pinta nada en ese programa y que podrían estar haciendo cualquier otra cosa y quedaría igual de mal.

¿Qué piensas del programa de Cuatro Ven a cenar conmigo?

Me encanta. Me gusta pero no por ser un programa de cocina, porque no te enseña nada, sino por como le ha dado la vuelta a todo. Al final se ha convertido, sin quererlo, en una parodia de todos estos concursos de cocina. Además, y no nos engañemos, en ‘Ven a cenar conmigo’ lo que más engancha es ver que se cocina mal y que haya gente que no tenga ni idea de cocinar, pensándose que cocinan bien. Esta es la gracia del programa, ver la cocina desde su lado más patético y decadente.

¿Te gustaría participar en alguno de estos programas?

Hace tiempo me dijeron si quería participar, entre comillas, en el programa Top Chef de Antena 3. Según lo que entendí, querían que me grabase mientras cocinaba y que luego mandara los vídeos al programa, para que el jurado juzgase si lo había hecho bien o mal. Pero al final no pude por una cuestión de agenda, aunque me hubiese hecho mucha gracia. De todas formas, y si te soy sincero, donde de verdad encajaría es en Ven a cenar conmigo.

¿Lo dices porque no te defiendes bien en la cocina?

Sé hacer cuatro cosas básicas y mal hechas y tira que te va. No soy un cocinero sofisticado ni mucho menos. 

 

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¿Cuál es tu plato estrella?

Espaguetis frescos del supermercado, con salsa pesto precocinada y un poco de queso parmesano para darle el toque [ríe].

Siguiendo con la tele, ¿qué piensas de la vuelta de Jorge Javier Vázquez al frente de Gran Hermano VIP?

Creo que el fracaso de la edición pasada no fue culpa suya. Pienso que el problema de la edición anterior fue el casting porque había gente que no causaba ningún tipo de interés. Por eso considero que para la próxima se tendrían que buscar perfiles más extremos y que se salieran de la norma. De hecho, y exceptuando a Mercedes Milá, no se me ocurre ningún otro presentador mejor que Jorge Javier para presentar Gran Hermano. Jorge Javier está cada vez mejor en el formato y ha hecho una progresión clarísima.

¿Qué personaje famoso te gustaría ver dentro de la casa?

Me encantaría que volviese Pocholo porque en Hotel Glam fue el rey de la fiesta. Ver a ese señor encerrado en un sito, totalmente desencajado y en su máxima decadencia ha sido uno de los grandes placeres que me ha dado la televisión. Me encantaría volverle a ver en estas condiciones.

Al que sí veremos seguro será a Alfons Arús en La Sexta, ¿cómo has vivido el cambio?

Me parece perfecto. La fórmula de Arucitys funciona y Alfons Arús es un presentador total. Estoy convencido que sabrá darle un nuevo aire a la franja que ocupe en La Sexta, que es lo que realmente están buscando, y lo hará perfecto. Pienso que el programa tendrá éxito porque es un espacio que funciona por si solo y es muy espontáneo. A parte, y lo digo totalmente convencido, creo que Alfons Arús es el tío que más sabe de televisión.

 

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¿Cómo viviste tu último día en 8tv?

Pues con mucha emoción porque es un programa que ha estado durante mucho tiempo y que funciona como una familia. De hecho, creo que uno de los secretos del programa es precisamente este, que todos funcionamos como una gran familia, que tenemos un discurso poco artificial y que, posiblemente, lo que decimos en plató sea lo mismo que diríamos si estuviéramos con nuestros amigos en un bar. Despedirte de todo esto, cuando has estado tantos años con toda esta gente, te emociona mucho. A parte, el espacio ha sido un programa fundamental en la historia de la televisión catalana y creo que la televisión catalana pierde un gran programa con la marcha de Arucitys.

¿Cuál crees que será el mayor reto que tendrá que afrontar el programa en esta nueva andadura?

Imagino que el mayor reto será darle un nuevo aire a la franja que le corresponda ocupar en la parrilla de La Sexta y conseguir un programa de entretenimiento y actualidad de calidad. Por eso, digo y repito que creo que no hay nadie mejor para hacerlo que Alfons Arús.