La escritora Empar Moliner lleva muchos años de columnista a sus espaldas. Cuando escribía en El país o aparecía en los programas de TV y radio de Josep Cuní no recibía tanta ira unionista como ahora. La han llamado "esbirra de la secta amarilla". Quizás los molesta que escribe, y bien, sobre el procés y sobre bebidas destiladas o vinos. Es una especialista en ambos y ahora combina, nunca mejor dicho, los dos temas. Golpeada cada fin de semana que visita presos políticos, escribe unos artículos que mezclan varias emociones y despiertan también alguna sonrisa. Insoportable para el unionismo.

 

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Instituciones Penitenciarias le facilita la visita a los independentistas encerrados, cosa que no todos pueden decir: Pilar Rahola en TV3 o Justo Molinero en 8tv han denunciado que llevan meses esperando que les dejen visitar a Oriol Junqueras. Molinero no pero Moliner sí. Ella ha ido el último fin de semana de junio a ver a Forcadell, Romeva y Forn y de regreso ha colgado esta foto en twitter:

Entre las caras conocidas, dos mujeres de la CUP: María José Lecha y Mireia Boya. Y en la barra latas de tónica abiertas y vasos de plástico vacíos. Empar Moliner podría escribir una columna sobre si el sabor del gin-tonic cambia si no está en copa balón de cristal, pero en las redes algunos consideran que después de visitar a tres presos tendría que estar llorosa, deprimida y beber Agua del Carmen. Lo más curioso es que el tuit ha indignado a unionistas que odian los lazos amarillos pero también a un buen grupo de independentistas que lo consideran una frivolidad. Y se alternan para insultar a Empar Moliner: "indeseable, sinvergüenza, mentirosa, patética, payasa...". Ojo con el fuego amigo:

Unionistas e inedendentistes unidos para criticar a Empar Moliner y acusarla, literalmente, de hacer "turismo carcelario". A la espera de su columna de opinión, queda claro que hiperventilados hay a todas las trincheras.