La carrera de Emma García es uno de esos ejemplos de constancia que casi parecen escritos para la televisión. Lleva más de dos décadas frente a las cámaras. Empezó en 1997 en Canal 4 Navarra. Dos años después dio el salto a Mediaset, y desde entonces no se ha movido de la casa. Ha pasado por formatos de éxito, por directos interminables y por tardes decisivas. Hoy, continúa al frente de Fiesta, el programa de fin de semana que ocupa las tardes de Telecinco. Una trayectoria sólida. Impecable. Muy suya. Siempre discreta y muy profesional.
Pero lo que más sorprende, con 52 años, es cómo está. Estupenda, fuerte y vital. Como si hubiera encontrado una forma de detener el tiempo. Y no es casualidad. Emma García cuida su cuerpo como cuida su trabajo: con rigor. Con disciplina. Sin excusas. La presentadora sigue rutinas estrictas tanto de alimentación como de actividad física. Y eso se nota.

Emma García sigue un entrenamiento casi militar
En una ocasión dejó a sus seguidores perplejos. Subió un vídeo que se volvió viral en cuestión de minutos. En la grabación se podía ver a Emma realizando un entrenamiento casi militar. Firme. Concentrada. Con una fuerza que sorprendió incluso a quienes llevan años siguiéndola. “Mi Rubén grabando por Facetime desde Lugo y yo dándolo todo... ¡Vamos!”, escribió, refiriéndose a su entrenador personal. Un mensaje sencillo. Natural. Pero que acompañaba un ejercicio duro. Muy duro.
En el vídeo aparece suspendida, sujetándose en posición de dominada. Mantiene los brazos a 90 grados. Además, sube las piernas en un gesto limpio y marcado que activa por completo el abdomen. Es un ejercicio de alto nivel. De esos que no todo el mundo puede hacer. Ni siquiera quienes van al gimnasio con frecuencia. Por eso los comentarios no tardaron en llegar. “Lo tuyo es muy fuerte”, le escribió un seguidor, reflejando la reacción general.

Estupenda a los 52 años
Lo cierto es que la presentadora siempre ha estado cerca del deporte. No es algo nuevo. De pequeña fue nadadora profesional durante un año. Estaba federada. Entrenaba todos los días. Lo dejó porque se aburría, según ha contado, pero esa base se nota. La memoria muscular no entiende de años. Entiende de hábitos. Y los suyos son, simplemente, impecables.
Emma García demuestra que la edad es un número. Que la fuerza también es mental. Y que la disciplina, cuando se convierte en estilo de vida, transforma cualquier cuerpo. Hoy, a los 52, está en uno de sus mejores momentos. Profesionalmente sólida. Físicamente imparable.