La muerte de Elvis Presley vuelve a sacudir el avispero casi medio siglo después. Cuando parecía que todo estaba dicho, un nuevo estudio forense reabre el debate con una hipótesis tan doméstica como inquietante. Y es que el Rey del Rock habría sufrido un grave accidente en el baño tras tropezar con un simple cable de televisión. Nada de conspiraciones imposibles ni teorías de película, sino un golpe seco, absurdo y potencialmente fatal.
La escena, según este análisis, dista mucho del mito glamurizado. Un baño, una caída mal calculada y una bañera de porcelana como testigo mudo. Elvis habría quedado inconsciente durante un tiempo indeterminado y, al despertar, desorientado y furioso. Lo suficiente como para alertar a quien dormía cerca. A partir de ahí, nada volvió a ser igual.
Un golpe que nadie quiso ver venir
El estudio describe que, tras el impacto, Presley presentaba un bulto considerable en la cabeza y un comportamiento errático. No estaba bien. Ni física ni mentalmente. Aun así, siguió adelante, como tantas otras veces. Regresó a Memphis, abatido, confuso y obsesionado con una canción concreta que pedía una y otra vez por teléfono desde cualquier parada improvisada.

Ese detalle, casi cinematográfico, no hace más que alimentar la sensación de que algo se había roto por dentro. Quienes le rodeaban hablaban de un Elvis distinto, apagado, lejos del icono invencible. Incluso aseguró ver a su madre fallecida en Graceland, una afirmación que hoy, con este contexto, adquiere un tono mucho más inquietante.
El cable que cambia toda la historia
La gran pregunta es inevitable y plantea si aquel golpe fue el principio del fin. El paro cardíaco que acabó con su vida podría haber sido la consecuencia tardía de ese accidente nunca tratado como debía. Una lesión silenciosa, agravada por un ritmo de vida descontrolado y un cóctel de medicamentos que sigue generando dudas.
Este nuevo enfoque aparta, al menos en parte, los fantasmas del suicidio o del asesinato, pero no cierra el caso. Al contrario, abre otro aún más incómodo para saber si su médico no le recetó todo lo que tomaba, ¿quién lo hizo? Así pues, Elvis Presley vuelve a morir un poco más, esta vez por un cable olvidado y una verdad que llega demasiado tarde. Porque incluso los reyes tropiezan… y a veces nadie escucha el golpe.