La hormiga Barrancas hace de Junqueras en prisión. Una frase que nadie había escrito nunca. En realidad es el colaborador de El hormiguero que pone la voz a una de las hormigas de trapo de Pablo Motos. Se llama Damián Mollá, madrileño de 38 años que en el show de Antena 3 del lunes protagonizó un desafortunado gag sobre la reunión de Pablo Iglesias y Oriol Junqueras. Él imita a Junqueras como un preso político gordo con la camisa a punto de reventar, bizco, que sólo piensa en comer y hablando con un acento catalán ridículo. Todo para deshumanizar a un independentista encarcelado por liderar el independentismo. Este es el gag (empieza a los 30 segundos):

Simulando una cita a ciegas del programa First dates, Junqueras e Iglesias se cogen de las manos y discuten el menú. Junqueras sólo quiere platos catalanes y la independencia e Iglesias le acaba diciendo "Lo importante es dialogar aunque no sirva para nada". Para troncharse de risa. Pablo Motos reabre el debate de si un preso político puede ser parodiado, pero va un año tarde. En Catalunya ya lo discutió Polònia y decidieron que era más respetuoso no imitar presos, como no se imita a Pasqual Maragall porque sufre Alzheimer. Son códigos internos que cada uno decide respetar, o no. En la misma cadena de Planeta, Susanna Griso hizo un fotomontaje de la reunión con su imagen icónica: Junqueras encarcelado.

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Espejo público

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El hormiguero

Todo se enmarca en los límites del humor. Damián Mollá se ha pasado todo el fin de semana instruyendo a España sobre qué es la izquierda y la derecha, siguiendo a su jefe Motos que intenta disimular que es de Ciudadanos. La hormiga Mollá ha colgado opiniones provocadoras y los de El Jueves lo han criticado. Una guerra menor en twitter que se resume así: Mollá se duele que la revista catalana El Jueves satirice el machismo imperante de las entrevistas a mujeres atractivas en El hormiguero y dibuje las hormigas como un escroto:

 

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Antena 3

El debate de los límites del humor se resuelve fácil: ¿te ha hecho reir? Qué te causa más hilaridad: ¿pintar a Junqueras dentro de la prisión con bolas de algodón dentro de la boca y un lazo amarillo o a Motos como un adolescente salido? Eso es lo que te define. El problema que no cita Barrancas, la hormiga de felpa, es que la risa es libre, pero Junqueras no.