David Bustamante ha tomado una decisión sorprendente para muchos de sus seguidores y críticos: abandonar la vivienda de diseño que compartía con su pareja, la bailarina Yana Olina, y mudarse a una casa de alquiler en la misma zona. El adosado que dejaba atrás, situado en Boadilla del Monte, alcanzaba un valor estimado de más de un millón de euros.
Una mudanza que levanta preguntas
El nuevo hogar del cantante y su pareja se encuentra también en Boadilla del Monte y mantiene características similares a la anterior vivienda: es luminosa, acogedora y disfruta de un jardín. Sin embargo, prescinde de un elemento que muchos consideraban un lujo fundamental, la piscina privada. Este detalle ha generado especulaciones sobre las razones reales detrás de este traslado: ¿una necesidad de liquidez o simplemente una decisión personal en busca de una vida más pausada?
Medios como ElEconomista tratan este cambio como un posible símbolo de una nueva etapa en la vida del cantante. Se habla de un estilo más tranquilo y estable, en contraste con los años anteriores marcados por el ritmo frenético de conciertos y grandes eventos. Por su parte, LaRazón describe este movimiento como "extraño" e incluso “un paso atrás en las comodidades”, aunque podría tratarse de algo temporal.
Tras la tormenta, una nueva calma
La mudanza tiene especial significación en clave personal. El adosado que dejan fue su refugio tras su mediática separación de Paula Echevarría en 2017. En ese momento, se instaló en una vivienda que, además de brindarle privacidad, se convirtió en escenario de expectación para la prensa. Tras ese capítulo, su vida sentimental encontró una nueva dirección en Yana Olina. La pareja se conoció en 2018 durante la emisión de Bailando con las estrellas, en la que resultaron ganadores y comenzó una relación que se ha extendido ya por más de siete años.
Yana no solo se ha convertido en su compañera sentimental, sino también en pieza clave de su equipo artístico, le acompaña en sus actuaciones, lo asesora escénicamente y ha demostrado ser un apoyo fundamental en lo personal y lo profesional. La decisión de permanecer en Boadilla del Monte no parece azarosa. El cantante valora la tranquilidad, privacidad y la presencia cercana de amigos como Pablo López, Vanesa Martín y Manuel Carrasco, que también residen en esa exclusivísima zona de Madrid.
En lo profesional, aunque mantiene actividad en conciertos (con fechas confirmadas este verano), su ritmo ya no es tan frenético como en sus años de mayor éxito. Las críticas recientes en redes sobre su aspecto físico han sido contestadas por el propio artista con imágenes donde se le ve entrenando y compartiendo momentos de buen ánimo junto a Yana. El cambio, por tanto, puede leerse como un respiro: una búsqueda de calidad de vida, estabilidad emocional y conexión real con su entorno más cercano. En este contexto, dejar una casa en propiedad de alto valor para optar por una de alquiler, sin piscina pero cómoda, representa más un símbolo de transición que un retroceso en su estatus.